La historia narra el asesinato en 1989 de Alfred Herrhausen, presidente del Deutsche Bank y destacado banquero en la Alemania dividida durante la Guerra Fría. Era reconocido por su postura progresista, que defendía la condonación de la deuda de los países en desarrollo.
Estas ideas lo convirtieron en una figura algo controvertida en el panorama político y económico de la época, a nivel nacional e internacional.