El 24 de diciembre de 1999, el vuelo 814 de Indian Airlines, que cubría la ruta entre Katmandú y Delhi, fue secuestrado en pleno vuelo por un grupo de terroristas armados. Lo que comenzó como un aterrador incidente se convirtió en el secuestro más largo en la historia de la aviación india.
El avión, con más de 150 pasajeros a bordo, fue desviado a Kandahar, Afganistán, entonces bajo el control del régimen talibán. Durante siete días de intensa incertidumbre y negociaciones, los secuestradores mantuvieron a los pasajeros como rehenes en un entorno hostil y peligroso, exigiendo la liberación de militantes islamistas encarcelados en India.