La pasión narra los útlimos días que vivió Jesús antes de su crucifixión. Poncio Pilato es el nuevo gobernador de Judea, y tras varios rifirrafes, decide tolerar a regañadientes a la reina judía siempre y cuando los impuestos vayan hacía el emperador Tiberio.
Por otro lado, el sumo sacerdote Caifás quiere mantener la fiesta de Pascua, mientras que Barrabás asesina a un recaudador de impuestos, hecho que hace que los romanos estén ansiosos por reafirmar el orden. Esto puede requerir reducir los discípulos galileos de Jesús, ya que el aspirante a mesías de este año desafía las convenciones, el orden social y la ley.
Jesús sigue predicando, no sólo a sus discipulos durante los preparativos de Pascua y la última cena, sino a todo el público que se acerca a ecucharlo, aunque esté en contra de las normas. Caifás, convence al consejo del tempo de que Jesús es un peligro demasiado grande y dan la orden de arrestarlo y si no se arrepiente, juzgarlo y entregarlo a los romanos para su ejecución. Judas, quien predice lo que está a punto de suceder, es presionado para que traicione a su mentor con un beso.
Las respuestas que da Jesús cuando lo arrestan, y la declaración que hace acerca de ser el hijo de Dios son tomadas en su contra y son su sentencia de muerte, mientras que el traicionero Judas, decide suicidarse. Jesús muere en la cruz, pero en contra de Caifás, aunque con el permiso de Poncio Pilatos, su cuerpo no se queda en la cruz, sino que se entierra.
Los discípulos se esconden, la mayoría aterrorizados e incapaces de hacer algo. Pero cuando Jesús desaparece de donde estaba enterrado, la confusión aumenta, y es entonces cuando las apariciones de Jesús a sus discipulos se hacen realidad.
