Mientras el mundo entero observa la mayor avalancha de meteoritos de los últimos 10.000 años, un asteroide suelto, escondido entre otros meteoritos, se estampa contra la luna, introduciéndose en ella y causando una tremenda explosión de rocas y escombros.Fragmentos del asteroide, e incluso de la propia luna penetran en la atmósfera terrestre impactando contra ella. A pesar de que el daño inicial es mínimo, el pánico se extiende por todo el mundo. Se ha originado un daño físico importante en la superficie lunar, pero los expertos concluyen enseguida que no se producirán problemas mayores.Es entonces cuando empiezan a manifestarse extrañas anomalías en la Tierra. Comienzan a observarse breves interrupciones en las conexiones por telefonía móvil, cargas estáticas inusuales y un comportamiento extraño en las mareas. Los científicos más punteros del mundo, entre ellos Alex Kittner, Maddie Rhodes y Roland Emerson, empiezan a atar cabos y a sospechar que la luna y su órbita han sufrido alteraciones permanentes. Estos temores se convierten en realidad cuando las anomalías crecen hasta el punto en que un experimento de gravedad simulada se ve manipulado por crecientes fuerzas electromagnéticas procedentes de la Luna. Personas, coches y otros objetos se quedan momentáneamente suspendidos en el vacío en zonas aisladas de todo el mundo.