Daniel Montero es un subinspector de policía al que la vida le ha sonreido más bien poco. Abandonado por su padre y más tarde huérfano de madre, no ha disfrutado de una vida social plena, sus relaciones con las mujeres se traducen en desastres y en su trabajo es considerado junto a su compañero y amigo Javier Mansilla el último mono de la brigada de homicidios de la comisaría donde lleva a cabo sus funciones.
Su existencia da un giro de 180 grados cuando se entera de la noticia de la muerte de su padre, el cual residió en Argentina durante sus últimos años de vida, y recibe en la lectura de su testamento la tutela de un hermano del que hasta entonces no había tenido conocimiento.
Su recién descubierto hermano, Lorenzo, resulta ser un niño con una inteligencia brillante que pondrá de manifiesto cuando gracias a su lógica deductiva le ayude a resolver un enrevesado caso de asesinato, el cual le hace merecedor de su nombramiento como inspector jefe de la brigada. A partir de entonces, Daniel contará con la inestimable ayuda de Lorenzo a la hora de resolver diversos casos en los que será necesario el uso de la lógica para su resolución.
