Opiniones Flash, el relámpago humano

Adaptación para la pequeña pantalla de este superhéroe que, sin ser exitosa, ha sabido mantener una cierta dignidad con el paso de los años.

Su principal virtud estribaba en el apartado técnico, en tanto que sus efectismos eran simples incluso para la época, pero muy resultones y capaces de soportar muy bien el paso del tiempo. Si, por ejemplo, se hubiese cometido el error de recurrir a la infografía, la serie habría envejecido mucho peor. En su lugar se optó por trucos ópticos que han sabido mantener el tipo.

Otro punto a favor es el dinero invertido en ella, pues fue costosísima. De hecho fue una de las razones de su fracaso. El resultado es una ambientación más trabajada de lo que es habitual en un producto televisivo, máxime si se tiene presente que en 1990 las series no gozaban de los presupuestos ni beneplácitos de las productoras, tal y como sucede ahora.

En su contra, cometió el crimen de recurrir a un enfoque bartoniano, queriendo emular el éxito del Batman del 89, aunque con una fotografía más luminosa, en tanto en cuanto una parte destacada del metraje se desarrollaba durante el día. A los seguidores más fanáticos del comic no les hizo gracia este acercamiento.

Tampoco es de recibo olvidar el perjuicio que le hicieron los personajes y diálogos, bastante tontos y "gilipollezcos", lo que acabó depositando una capa de ñoñería que, con el paso de los años, le ha hecho daño. Si a todo ello se suma el desbarajuste argumental, pues los guionistas no parecían tener claro cuál era su tono ni su destino, es comprensible que la gente acabase volviéndole la espalda a este trabajo.

Ya desde un punto de vista más objetivo, se las tuvo que ver con "Los Simpsons"; un competidor duro frente al cual claudicó.

Anecdóticamente, sus protagonistas, John Wesley Shipp y Amanda Pays, siguen siendo recordados por este trabajo, aun cuando el primero terminó vagabundeando entre subproductos de baja estofa hasta dar con sus huesos en "Dawson crece", mientras la segunda se hundió la carrera a base de bazofias infumables que la llevaron a abandonar la interpretación en el 2002.

A título personal la recuerdo con cariño, a la vez que aprecio el enorme esfuerzo técnico que hubo tras ella, pero han pasado veinticinco años y es mejor dejarla donde está. La nueva adaptación de la que tanto se habla quizás aporte algo de interés, aunque experiencias previas me han demostrado que cuando se trata de series de TV, la chapuza y la desilusión son la norma. Por de pronto a Wesley Shipp lo han metido en el piloto. ¿Se atreverán a sacar a Amanda Pays de su retiro y su negocio millonario como restauradora de casas para que aparezca en la nueva versión?

Esta buena pero los graficos estan terribles...................................................................