Corfú, verano de 1961, el Palacio Real de Mon Repos, residencia de verano de la familia real griega amanece en plena actividad. El servicio se afana en preparar la casa para recibir a unos ilustres huéspedes: Los "Barcelona", que no son otros que la familia real española en el exilio. El motivo de la visita es formalizar al relación entre Sofía, la hija mayor de lo Federica y Pablo, reyes de Grecia, con Juan Carlos, el hijo de D. Juan de Borbón y Dª María de las Mercedes. Ambos jóvenes intimaron el Londres, durante la boda de los Duques de Kent y ese encuentro ha fructificado en un amor que ha ido creciendo con el paso de los meses.
Aparentemente, esta historia de amor no tiene ninguna razón para no marchar sobre ruedas pero Juan Carlos y Sofía tendrán que luchar contra varios obstáculos para consolidar su relación. El primero de todos es el religioso. Sofía es cristiana ortodoxa y Juan Carlos católico. El segundo obstáculo importante está en España. La visita de los Condes de Barcelona a la familia real griega, causa una tremenda inquietud en el ánimo de Franco, el dictador que reclamó a Juan Carlos con siete años para educarlo en la filosofía del régimen en territorio español. Y si la visita causa inquietud, mucho más lo causa la relación y por supuesto la boda de Juan Carlos con una "extranjera y hereje", que es como califican los afines al franquismo a Sofía de Grecia. Sofía será consciente de todos estos obstáculos, como también lo es de que se ha enamorado de un príncipe que tiene pocas posibilidades de reinar. El encanto de Sofía conseguirán ganarse la amarga voluntad del General Franco. En cuanto a la religión la solución será una boda por los dos ritos, el ortodoxo y el católico, que se celebrará en Atenas el 14 de Mayor de 1962.