El mayor escándalo en la historia de la TV: Ganó '¿Quién quiere ser millonario?', pero acabó siendo condenado por hacer trampas en el concurso
María Garzón
María Garzón
-Redactora
Adicta a los programas de televisión, siempre está pendiente de los estrenos en la pequeña pantalla. Le encanta analizar las audiencias y saber qué pasó con rostros conocidos de los 90 y principios de los 2000.

Charles Ingram con ayuda de su esposa y un amigo intentaron colársela a la productora, a la que acabaron debiendo millones de libres y con pena de cárcel

ITV

¿Quién quiere ser millonario? es uno de los formatos más aclamados de la historia de la televisión. Y no solo en España. El mítico concurso se originó en el Reino Unido en 1998 y es la franquicia televisiva con la mayor proyección internacional de todos los tiempos, llegando a tener adaptaciones en más de cien países. Sin embargo, hay un caso de la versión británica que dejó en 'shock' a los espectadores.

El 10 de septiembre de 2001 Charles Ingram comenzó su camino en ¿Quién quiere ser millonario? con mal pie: en la séptima pregunta ya había usado 2 de sus 3 comodines y parecía perdido. Durante toda la entrega, repetía cada una de las opciones y se tomaba su tiempo para contestar. No obstante, consiguió responder todas las preguntas de manera correcta por lo que se alzó con el premio máximo del mítico concurso, es decir, con un millón de libras.

Un triunfo normal si no fuese por lo que se descubrió después. Y es que su victoria rápidamente se convirtió en el mayor escándalo de la televisión cuando se reveló que había hecho trampa para contestar correctamente a todas las preguntas. Ni el público presente ni los espectadores desde sus casas ni el propio presentador sospecharon, pero dos días después, Ingram recibió una llamada del productor Paul Smith: "Tengo que decirte que tenemos sospechas de que hubo irregularidades durante la grabación del programa en el que participaste".

Después de la grabación, el equipo de producción hizo un análisis en el que se descubrió que no participó solo y que tuvo la ayuda de dos personas del público: Diana Ingram, su esposa, y Tecwen Whittock, un futuro participante. Este último emitía una tos cada vez que el concursante mencionaba la opción correcta para guiarle hasta obtener el millón de libras. En total, los productores identificaron unas 192 toses en el programa, varias de ellas provenientes de los cómplices de Ingram.

A raíz de esto, la policía descubrió un grupo clandestino llamado El Consorcio que llevaba años explotando el sistema del programa y filtrando a clientes en ¿Quién quiere ser millonario?. Según una usuaria de X (antes Twitter), estos montaron una operación secreta en la que "saturaban las líneas telefónicas para asegurar plazas", "entrenaban a los participantes con simuladores del programa" y "usaban una red de expertos como comodín telefónico". De hecho, entre 2002 y 2007 ganaron el 44% de los premios.

Las consecuencias de la trampa

En marzo de 2003, el caso llegó al Tribunal de la Corona de Southwark, donde Charles, Diana y Whittock enfrentaron cargos por fraude. Durante el juicio, Charles insistió en que conocía las respuestas por su educación y que su comportamiento se debía al estrés. Por su parte, Whittock atribuyó sus toses a alergias y que era casualidad, pero las pruebas en su contra fueron contundentes. La probabilidad de que eso pueda ocurrir es de 1 entre 16 millones, según un estadístico.

El 7 de abril de 2003, el jurado declaró culpables a los tres implicados. Charles y Diana recibieron sentencias de 18 meses de prisión suspendida y debieron pagar multas y los costes legales que sumaron 115.000 libras. Mientras, Whittock fue condenado a 12 meses de prisión suspendida, una multa de 10.000 libras y 7.500 libras adicionales en costas.

Este escándalo en ¿Quién quiere ser millonario? es recordado por muchos espectadores de Reino Unido como "el mayor tosedor". y una de las tramas más fascinantes en la historia de los concursos televisivos.

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