Guillermo del Toro ha visitado España con motivo del recibimiento del Premio Málaga-Sur en la 21ª edición del Festival de Málaga. Este galardon sirve como reconocimiento de su larga trayectoria cinematográfica, la misma que cuenta con títulos tan conocidos como El laberinto del fauno, Cronos, El espinazo del diablo, Hellboy o La forma del agua, película por la que ha ganado dos premios de la Academia en la última entrega de los Oscar.
En el margen del festival, el director mexicano ha protagonizado un encuentro con sus seguidores malagueños para explicar su forma de entender el cine en una masterclass que ha comenzado admitiendo que acababa de comer boquerones y que ha terminado a grito de "¡Qué viva Málaga, cabrones!". Más allá de las continuas bromas del cineasta, Del Toro ha aprovechado para definir las claves de su profesión, así como para recordar algunas anécdotas que han cambiado el transcurso de sus películas. ¡En SensaCine te lo contamos!
¿QUÉ ES EL CINE PARA GUILLERMO DEL TORO?
"Hay millones de imágenes permanentes en nuestra memoria que provienen de películas", comienza explicando el director de La forma del agua antes de admitir que "lo más triste de este mundo es un director de cine domesticado". Del Toro opina que los cineastas no deben seguir las normas enseñadas en las escuelas de cine a rajatabla, sino experimentar mediante la narración "con sonido e imagen".
El cine no solo trata del qué, eso se hereda del cómo, del quién y del dónde. El verdadero cine se produce cuando alguien gira, el espectador ve sus ojos y dentro se ve una luz. Eso no se puede expresar con palabras
Las imágenes que remplazan a esas palabras no dichas son las mismas por las que el director asegura que existen personas interesadas en el género cinematográfico. Al instalarse en nuestra memoria, logramos "comunicarnos a través del cine", tal y como asegura que hacía Stanley Kubrick: "Hay gente que discute a Kubrick como un cineasta lejano, para mí es profundamente humano". Sin embargo, el director destaca que todavía hay espectadores que se quedan atrapados en el guion y los diálogos, mientras que deberían fijarse "en el trazo, la pincelada y la interpretación del color" de cualquier obra de arte.
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