¡AVISO DE SPOILERS!
Una historia de riqueza, amor y amistad, contada a su estilo por Baz Luhrmann, haciendo que la película "brille" ante el espectador, con esa música vintage electrónica que tanto gusta al director Australiano.
Desde la primera vez que la vi, me quedé maravillado ante la majestuosa interpretación de Tobey Maguire (Nick Carraway) y Leonardo DiCaprio (Jay Gatsby). Amigos en la vida real, muestran en la película ser dos fabulosos compañeros, como menciona en más de una ocasión Gatsby. Dos jóvenes que comparten tiempo juntos, momentos, experiencias, nada más allá de lo que cualquier persona querría tener como amigo. Nick es para Jay, el único amigo, compañero, el único que recibió invitación, el único que agrada ver Gatsby en su fabulosa mansión. Mansión que quiere compartir con todo su corazón con la persona que más ama, Daisy Buchanan, desde el momento en que la vio, mientras él iba vestido de uniforme, siendo un simple joven sin dinero, procedente de una pobre familia, a escondidas de la gente, menos para su fiel compañero Nick Carraway, al que no duda en contarle hasta el más mínimo detalle de toda su vida.
Daisy Buchanan, interpretada por Carey Moulligan, una joven con piel blanca como el talco, bella como una flor que recién acaba de florecer, delicada como la seda, y que tiene el corazón preso de Gatsby desde el primer beso de amor, desde el primer intercambio de miradas de dos enamorados que desean escapar juntos a un atardecer infinito, para poder siempre estar demostrándose mutuamente el amor que se tienen, hasta que el sol se ponga en el día de su muerte.
Así espera Gatsby a su amor, a Daisy, el trofeo de Tom Buchanan (Joel Edgerton), quien no solo ama a su mujer y esposa, sino que también es fiel amante de a su vez la pareja del que arrebata la vida de Jay Gatsby, en el trágico y dramático final de esta historia.
Jay Gatsby, fiel defensor de que la vida tiene que ir cada vez a más, todo para tener en su poder lo que más ansía, que la vida de Daisy Buchanan goce de pleno placer a su lado.
Mucho que agradecer tiene Jay Gatsby a Nick Carraway, quien nos narra esta historia que no escapa a los ojos de Dios, que se muestra impasible, magnífico observador que todo lo ve y el único que conoce toda la verdad, el hecho de haber propiciado el encuentro de los dos amantes, entre multitud de flores coloridas, un reloj y un té.
Nick nos narra desde el principio hasta el final, la degradación de Nueva York. Lo que al principio era una maravilla de ciudad, llena de música y alcohol, dando lugar a exóticas fiestas en la mansión de Gatsby, con gente conocida mundialmente, políticos, estrellas de cine, jugadores de polo, hasta llegar a una Nueva York con una gama de colores grises que más se parecen a lo que realmente representa la vida de Jay, colorida por fuera, pero angustiosa, triste y vacía por dentro, sujeta por un hilo muy débil, por culpa de una bella muñeca de porcelana, que nos muestra que no puede luchar contra su yo interno, que no hace más que poner impedimentos para dejar atrás a su esposo y revivir el pasado que tanto desea Gatsby.
La película está repleta de colores, vestidos llamativos, flores y fuegos artificiales. Si sabemos como es Luhrmann en sus películas, sabemos reconocer a leguas que una película lleva el sello del australiano.
Lo que hace que esta película tenga mi más sincera aprobación como uno de los filmes que más me gusta visionar, es en primer lugar, que me encanta ver a dos de mis actores preferidos interpretar juntos, siendo amigos en la realidad como hemos dicho al principio de la crítica, que a su vez interpretan a dos buenos compañeros. La vestimenta de los interpretes, los trajes tan bonitos y elegantes con los que Tobey y Leo son vestidos para la ocasión, que son acompañados de colores vivos como las flores que vemos. La música, que da vida a los momentos de fiesta y diversión, drama y tristeza, alegría, amor...
Sé de sobra que la película en gran mayoría está realizada con decorados y cromas, que la música electrónica no encaja del todo a lo que es la época en ciertos momentos del filme, pero que queréis que os diga, me parece un poco mal criticarla si antes conocer como trabaja el director. Me parece un acierto ese uso, porque da mucho juego a la hora de la edición. Hablo, por ejemplo, de momentos en los que se usa el "hyperzoom", o cámara aérea para ver los coches cruzar por el puente, o construir fabulosos escenarios como el embarcadero o las mansiones. También es un logro hacer que todo eso que es "falso" no nos chirríe a los ojos.
Dejando de lado aspectos técnicos como la dirección, dirección de fotografía o dirección de arte, la película me mueve sentimientos de amor y amistad que no he podido encontrar antes juntos en un filme. Me encantaría llegar a alcanzar ese nivel de amor que tiene Gatsby a Daisy, o lo mucho que quería Nick a Jay, quedándose únicamente junto a él en su funeral.
Sé cómo trabaja Baz Luhrmann, y me gusta muchísimo, me "puto flipa" los creditos iniciales y finales que hace. Ya los he visto antes también en "Elvis" y es que alucino. Me agrada mucho visualmente. Por ello, le pongo muy buena nota a este filme. Porque me encanta, como he dicho en otras críticas, que la historia tenga narrador. Me encantan que sean historias donde el dinero es el protagonista, historias repletas de lujo y champagne, actores de 10 como DiCaprio o Maguire, edición fantástica, haciendo la película muy dinámica, gracias a una fantástica dirección... En fin, no se puede pedir más. Ah sí, sí que se puede, y es que la voz de DiCaprio la haga David Robles, y la exquisita voz de Maguire la haga Roger Pera. En el caso de DiCaprio, me parece perfecta la de Luis Posada también, pero me gusta aún más la de Robles.
Espero que no haya sido muy pesada la crítica, pero historias que merecen la pena, merecen su hueco.