Un Maserati cruza las calles y túneles de París a gran velocidad conducido por un hombre negro y que lleva como copiloto a un tetrapléjico, por lo que les empieza a perseguir la policía, ante lo que el conductor, Driss, se apuesta 100 Euros con su compañero, Philippe, a que consigue despistarlos, aunque, cuando cree haberlo conseguido, ve cómo aparece un coche delante de él cortándole el paso, apareciendo al momento otro por detrás.
Les ordenan bajar del coche, momento en que Driss hace una nueva apuesta con Philippe. Se jugarán 200 Euros a que no solo salen bien del entuerto, sino que además los policías les escoltarán.
Driss es sacado violentamente del coche por los policías, a los que les explica que su compañero de coche es paralítico y que si conducía a 180 no era por diversión, sino porque lo llevaba al hospital después de que hubiera sufrido un ataque, por lo que, en efecto, la policía los escolta hasta el hospital, aunque una vez que desaparecen los policías, Driss continúa su viaje junto a Philippe.
Ambos se conocieron algunos meses antes cuando Driss acudió a la mansión de Philippe, un rico aristócrata, entre otra decena de candidatos a conseguir un empleo como asistente y cuidador, aunque Driss solo desea conseguir que le firmen el papel de la oficina de empleo, pues si consigue tres negativas le pagarán el subsidio, pensando que no tiene nada que hacer ya que todos los demás tienen más experiencia y preparación.
Pero como Philippe no puede firmar ese mismo día, es citado para el día siguiente.
Vuelve tras ello a su casa, tras saludar a sus amigos, un piso lleno de niños y jóvenes que viven hacinados, llegando poco después su madre, muy cansada de trabajar y que harta de su forma de actuar, ya que estuvo sin saber nada de él durante seis meses le echa de casa, sin hacer caso del huevo de Fabergé que le regala.
A la mañana siguiente regresa a casa de Philippe para recoger su papel para el desempleo, siendo recibido por Yvonne, asistente de este, que le muestra la casa y lo que, de quedarse, sería su habitación, que cuenta con un espectacular baño.
Tras ello Philippe le ofrece su papel firmado, aunque antes le pregunta si no le importa ser un mantenido y si no se ve capaz de aceptar el reto de trabajar, proponiéndole un contrato de un mes de prueba, aunque, afirma, está seguro de que no aguantará ni dos semanas.
Su enfermera le enseña cómo debe cuidarlo, aunque hay cosas que parecen para él insuperables, como ponerles las medias para la circulación, o algo más desagradable, como es ayudarle con sus necesidades.
Pese a las dificultades, Driss se va haciendo a esa nueva experiencia, aunque hace que también Philippe se adapte en algunas cosas a él, ya que prefiere conducir su lujoso Maserati a llevarlo en una furgoneta como si se tratase de un caballo.
Juntos acuden a una exposición donde decide comprar un cuadro que a Driss le parece una mancha de sangre, por 41.500 Euros
Un amigo de Philippe advierte a este de que tuvo acceso a sus antecedentes penales de Driss, el cual acaba de salir de cárcel después de 6 meses por atraco a mano armada a una joyería, advirtiéndole que los chicos del extrarradio no tienen piedad, respondiéndole Philippe que eso es lo que le gusta de Driss, que no le trata con compasión como los demás.
Durante su estancia en la casa trata de ligar constantemente con la secretaria de Philippe, la pelirroja Magalie, siempre con resultados negativos.
Una noche le oye quejarse, por los dolores, y decide sacarlo a pasear en el coche, mostrándole París de noche, algo que hacía mucho tiempo que no hacía, dándole además varias caladas de su porro que le alivian del dolor y le sueltan la lengua.
Le cuenta entonces que no puede tener sexo, aunque sus orejas son muy sensibles.
Le explica que amaba a su mujer, la cual tuvo 5 abortos, por lo que finalmente decidieron adoptar a su hija Lisa, pero su mujer tenía una enfermedad incurable.
Cuando esta murió él se lanzó en parapente, algo que le gustaba hacer, lo que le causó su estado.
Driss no parece entender la relación epistolar que Philippe mantiene desde 6 meses antes con Eléonore, una mujer de Dunkerke a la que no conoce. A él le parece absurdo que no desee conocerla y le obliga a hablar con ella por teléfono, llegando incluso a concertar una cita, aunque asustado, finalmente se marcha.
Acompaña a Philippe a la ópera sin poder entender que la gente se tome en serio a un hombre cantando disfrazado de árbol.
Pensando que los ricos son un tanto absurdos decide ponerse a pintar un cuadro, haciéndolo con un rodillo al pensar que puede ser tomado tan en serio como los autores de los cuadros que compra Philippe.
Driss habla con este pidiéndole que eduque mejor a su hija, que mira a todos por encima del hombro y los maltrata, siendo su charla fructífera, al abrirle los ojos a su padre, que tiene una charla con ella al respecto.
Entretanto Philippe se siente contento, pues gracias a Driss puede volver a hacer cosas que ya casi había olvidado, como salir a ver la nieve, o subir en su coche deportivo e ir a toda velocidad, o cambiar su silla, poniéndole un nuevo motor con el que puede ir a 12 kilómetros por hora, llevándole también a un local de masajes, donde una prostituta le masajea las orejas.
Debe también ayudar a la propia Lisa, pese a que esta antes parecía despreciarlo, tras descubrir que esta tomó pastillas para intentar suicidarse al ser abandonada por Bastien, su novio. Al día siguiente Driss hablará con él y lo convencerá para que trate de conquistar de nuevo a Lisa llevándole bollos cada mañana.
Por su cumpleaños, como cada año todos sus familiares acuden a verle a su casa, donde da un concierto de música clásica, haciendo Philippe que la orquesta toque las más famosas piezas de música clásica, acabando la fiesta con la música preferida de Driss, la de Earth, Wind & Fire que bailan todos.
Aprovechando la fiesta, Philippe le muestra a uno de los invitados el cuadro de Driss diciéndole que vale 11.000 Euros, que le entregará a este en el jet privado en que van para hacer parapente junto con un monitor, algo que Philippe creía que no podría volver a hacer.
Un día aparece Adama, el hermano adolescente de Driss que necesita esconderse tras meterse en algunos líos con una banda.
Driss le explica a Philippe que Adama es realmente su primo, ya que la madre de este y su marido no podían tener hijos, por lo que durante un viaje a Senegal se lo llevaron a él, al que cuidaron como un hijo, antes de tener otros.
Viendo los problemas de la familia de Driss, Philippe decide permitir que se vaya y pueda atender a su familia, pudiendo cobrar el desempleo
Driss ha adquirido en ese espacio de tiempo algo de la cultura de su jefe, y aunque no consiguió ligarse a Magalie, la secretaria, le consuela saber que esto se debía a que ella era lesbiana.
Ya fuera decide regresar con su madre y ayudar a su familia, consiguiendo un trabajo como transportista.
Philippe tiene después a varios cuidadores, aunque ninguno de ellos le satisface, llegando a deprimirse, ante lo que Yvonne decide avisar a Driss, que al llegar encuentra a Philippe muy dejado y sin afeitar.
Decide sacarlo para dar un paseo nocturno como aquel que realizó algunos meses antes, corriendo a toda velocidad por París hasta ser detenidos, y finalmente escoltados hasta el hospital.
Su viaje continúa entonces hasta Cabourg, donde se instalan en un hotel cercano al mar, donde vuelve a afeitarlo, llevándolo a un lujoso restaurante, diciéndole cuando están ya en la mesa que no va a quedarse a comer, pues tiene una cita de la que, esta vez no podrá escapar, devolviéndole antes de marcharse el huevo de Fabergé que le cogió durante su primera visita.
Y sin que pueda evitarlo, esta vez conocerá a Eleonore personalmente.
Pasado un tiempo Philippe se fue a vivir a Marruecos tras casarse de nuevo, siendo padre de dos niñas.
Por su parte Driss - Abdel Sellou - se convirtió en empresario, se casó y tuvo tres hijos.
Sus verdaderos protagonistas siguen manteniendo su estrecha amistad.