Sin saberlo, Kerem y Selin acaban comprando la misma casa. Testarudos como son, acabarán teniendo que vivir juntos. Forzados a vivir en el mismo techo, los dos jóvenes tendrán que aprender a convivir, aunque sus personalidades sean completamente opuestas.
Las hermanas Garvey deben enfrentar una crisis cuando la muerte de su cuñado desata una investigación de seguros que las sospecha de intencionalidad, a pesar de que cada una tiene motivos personales para su desaparición. A medida que surgen secretos y tensiones, su vínculo familiar es puesto a prueba, revelando complejidades ocultas en su relación.