The Sopranos, The Wire, Six Feet Under y Breaking Bad; aquellos colosos que, en su día, demostraron la capacidad de la televisión a la hora de ofrecer un producto inteligente, de peso y relevancia, merecedor del status de "obra maestra".
No es una serie fácil de digerir. En sí, su ritmo y forma de desarrollar la trama son muy distintos del estilo con el cual estamos familiarizados actualmente en el mundo televisivo. Al contrario que las series de ahora, no ofrece la sensación de satisfacción inmediatamente; el espectador debe ganársela. Es un producto que crece poco a poco en tí sin que te des cuenta. Cuanto más avanzas, vas aprendiendo a ver la serie de verdad y la aprecias cada vez más. Si echas la mirada hacia atrás, descubres constantemente nuevos detalles que pasaron desapercibidos. Estos personajes se adentran gradualmente en tu vida personal, hasta el punto de llegar a considerarlos... casi como otra familia. La tensión nace de las situaciones más insospechadas, y es por el gran apego que has adquirido hacia estos desgraciados. Las visitas a capítulos aleatorios una vez terminada no hacen sino mejorar la serie todavía más, pues la infinita cantidad de sutiles detalles y misterios esparcidos nos asegura que no importa cuántas veces la veas, siempre encontrarás algo nuevo que te sorprenderá.
Me resulta imposible separar las temporadas o los capítulos según su calidad. Los Soprano es una única historia de principio a fin, cuyo increíble nivel permanece estable desde el primer capítulo hasta el último.
"No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". En este caso, ese refrán no podría ser más acertado: mientras la estás viendo no te das cuenta; pero el momento en el que la has terminado, el momento en el que te das cuenta de que ya no tendrás más citas diarias con Tony Soprano en la pantalla... es entonces cuando comprendes lo magnífica que es.
Jamás había visto un elenco de individuos con una moralidad tan gris (metafóricamente hablando). No hay ni un solo héroe, y no hay ni un solo villano. Estamos ante una panda de hipócritas, egoístas, irascibles, infantiles, ignorantes, falsos, orgullosos, envidiosos, mentirosos y mucho más... es decir, son iguales que nosotros, el público. Un análisis profundo y cínico del ser humano y sus miserias. Fallan. Ceden ante los impulsos. Tienen mil y un defectos. Están en un constante cambio y demuestran un rango de sentimientos abismal en cada episodio. Puedes amarlos y odiarlos en cuestión de minutos. Y todo ello está relatado con una sutileza impecable en actuaciones, guión y dirección.
Ahora, si yo tuviera que pensar en personajes u obras que pudieran hacerle frente, recurriría a lo mejor de lo mejor: Breaking Bad, The Wire, Berserk, 20th Century Boys, las primeras temporadas de Game of Thrones, The Dark Knight, Se7en, Schindler's List, Unforgiven, Fullmetal Alchemist, Watchmen, Gantz y todas las que me estaré dejando atrás... Muchas de estas podrán igualar la grandeza que tiene Los Soprano en una de las 3 categorías de las que hablamos (quizás en dos de ellas, como mucho); pero, ¿aunar las 3 al mismo tiempo y mantener el nivel máximo de perfección en todas a la vez?
Solo Los Soprano.
Pienso en Walter White, Omar Little, Guts o el Joker. Son personajes míticos, no obstante, tienen una cosa en común: aunque están estudiados al milímetro, se desarrollan y evolucionan sin fisuras a lo largo de la historia... a pesar de eso, a la larga o solo por algún pequeño momento, se sienten como personajes en una obra de ficción (lo que puede ser independiente de su calidad objetiva). Y esa es una sensación que no tuve mientras veía Los Soprano.
El único producto capaz de igualarla en términos de realismo es The Wire; la diferencia es que esta última no solo se centraba en sus personajes individualmente: también acaparaba la sociedad y el comportamiento humano de forma colectiva, la corrupción del sistema y demás; por lo tanto, aunque sea más completa en los otros apartados, no tuvo tanto tiempo para profundizar en los individuos protagonistas (al menos, no tanto como Los Soprano).
Como cualquier otra gran obra, The Sopranos se entrega exclusiva e incondicionalmente a sus personajes, a explorar su psique de forma individual. Y de entre todos ellos, el que destaca (por supuesto) es Tony. No vas a aprender cómo funciona la organización criminal al detalle, ya que al igual que la "trama" y los eventos de la misma, todo eso adquiere un plano secundario