Revisitar obras, leyendas, hechos históricos o, sencillamente, evocar la cultura de otro país puede ser -y, de hecho, lo ha sido- una fuente inagotable de ideas para la industria cinematográfica, pero, al mismo tiempo, también puede ser un arma de doble filo: a veces sucede que el resultado no es del todo del gusto de los principales interesados. Sin ir más lejos, encontramos un ejemplo de lo más reciente en Los asesinos de la luna de Martin Scorsese que aunque fue profundamente alabada por una parte de la comunidad indígena, también fue objeto de las críticas de la actriz canadiense nativa mohawk Devery Jacobs (Reservation Dogs), quien lamentó que para ella había sido un "infierno" ver la película y que ésta "deshumaniza todavía más a nuestro pueblo".
Walt Disney Animation Studios tiene una larga lista de experiencias de este tipo. Mientras la compañía ha sabido avanzar en sus esfuerzo por ofrecer una representación cultural más apropiada en sus películas, siendo Coco o Encanto un excelente ejemplo, a lo largo del tiempo varias de sus intentos por representar otras culturas, como Pocahontas o Tiana y el sapo también acabaron siendo objeto de alguna que otra crítica por caer en estereotipos o ser poco precisas históricamente.
Otro ejemplo lo encontramos a finales de los años 90, cuando la compañía vivía uno de sus mejores momentos tras una serie de triunfos comerciales y de crítica que habían comenzado a finales de los 80 y principios de la década de 1990 con La Sirenita, La bella y la bestia o Aladdin. Era 1997 y las mentes creativas de Disney había apostado por contar la famosa leyenda de Hércules, tomada de la mitología griega.
El resultado: Hércules, un largometraje colorido, lleno de humor y totalmente diferente a la historia original, en el que pudimos ver a Hércules lanzando su propia marca de zapatillas, a Hades fumando un cigarro y a las Musas cantando gospel... Lo que no fue objeto del gusto de todos.
"Una situación en la que los extranjeros distorsionan nuestra historia y cultura"
Estas libertades, aunque permitieron que la película se convirtiera en un entretenimiento verdaderamente agradable para la mayoría de los espectadores, no siempre fueron muy bien recibidas en Grecia.
Así lo demuestra el artículo de un periódico local Adesmevtos Typos publicado en 1997 y del que se hizo eco Daily Telegraph, en el que se informaba de que el gobierno griego había rechazado la petición de Disney de proyectar la película al aire libre, sobre la colina Pnyx, un emblemático lugar de Atenas.
Según el artículo, los medios y los espectadores griegos se habían mostrado ofendidos con la representación de la leyenda: "Este es otro ejemplo de una situación en la que los extranjeros distorsionan nuestra historia y nuestra cultura simplemente para satisfacer sus intereses comerciales", se leía en las columnas de Adsmevtos Typos. "Para colmo, ahora quieren que utilicemos la colina Pnyx nuestra historia como plataforma de lanzamiento para obtener aún más ganancias".
A pesar de la polémica, Hércules fue mayoritariamente un éxito comercial, con una recaudación de 252 millones, y también a nivel de crítica, teniendo un 82% en Rotten Tomatoes.
