Seis años después del estreno de la monstruosa película de ciencia ficción de John Krasinski, ahora llega a los cines su precuela: Un lugar tranquilo: Día uno. La primera entrega era una película bastante aterradora, que encumbró a su director -curtido sobre todo en comedia- en uno de los nombres a tener en cuenta dentro del género. La segunda entrega transcurre en su mayor parte después de la original, pero que también revela en su primer tramo lo que ocurrió el primer día de la invasión alienígena. Es por ello por lo que muchos nos preguntábamos si era necesaria esta vuelta a los orígenes y, una vez vista, la respuesta es sí.
Después de que la primera película comenzara en el día 89 de la invasión alienígena y la segunda parte en el día 474, la tercera entrega vuelve al principio, cambiando el escenario campestre por Nueva York. Krasinski ha cedido el testigo al guionista y director Michael Sarnoski, responsable de la aclamada película de Nicolas Cage: Pig. El realizador nos entrega una precuela trepidante que combina profundidad emocional y altas dosis de suspense.
En esta ocasión, el centro de la historia es Samira (Lupita Nyong'o), una enferma terminal de cáncer que visita la ciudad con sus compañeros de hospital para asistir a un espectáculo de marionetas. Cuando los alienígenas atacan, el primer acto es de lo más intenso que hemos visto en la franquicia, con Sarnoski montando una impresionante carnicería con tintes del 11-S y con la protagonista escondida bajo los coches, con los ojos abiertos por el pánico brillando en un rostro cubierto de polvo, mientras los asteroides aterrizan y los alienígenas con de letral oído merodean a su alrededor.
Después de un debut tan peculiar como Pig, no parece que dirigir la precuela de una franquicia sea el siguiente paso más lógico en tu carrera, sin embargo el cineasta consigue aportar gran parte de su sensibilidad a la saga. Parte de ello se debe a la propia naturaleza de la precuela: partiendo de la relativa libertad para construir nuevos personajes e historias, todo ello añadido a la capacidad de Sarnoski para arrancar emociones profundas a sus estrellas y al público casi de inmediato.
"Una oportunidad bastante rara": El mayor reto para los protagonistas de la precuela de 'Un lugar tranquilo' fue el silencioAdemás el filme cuenta con el coprotagonismo de una de las estrellas emergentes -y gran estrella entre el público joven gracias a su papel en la serie Stranger Things- Joseph Quinn, en un papel que le va como anillo al dedo a su carrera. Aunque el gato de la protagonista es claramente la "estrella" de esta película, y roba cámara a Nyong'o en gran parte de las escenas dramáticas. Lejos de inclinarse demasiado hacia las expectativas y los requisitos del cine de franquicia, el director otorga momentos de profunda belleza en medio de una precuela que intenta por todos los medios existir en sus propios términos y ser autosuficiente. Uno de los 'hits' de género de este verano sin duda.