El cine español nunca ha sido reacio a aventurarse en la colaboración con otros países para sacar adelante coproducciones de todo pelaje y condición. El grueso de estas contribuciones ha sido con países de nuestro entorno europeo (Francia, Italia…), o bien con países iberoamericanos. Algunas personas piensan que una de las primeras películas perpetradas entre España y Hong Kong es Los Supercamorristas (1984). Pero hay que remontarse algunos años atrás para encontrarla, concretamente al año 1982. Con el 'boom' de las artes marciales en la cinefilia, nuestra nación no quiso quedarse atrás y trató de acercarse al fenómeno con resultado irregular, sin duda. Cintas como Veredicto implacable (Mariano Ozores, 1987) o Kárate contra mafia (José Ramón Saldías alias Sah-Di-A, 1981) dan buena muestra de ello, pero ninguna de ella contaba con un artista marcial asiático como protagonista.
Antecedentes y la llamada 'Bruceploitation'
Corría la primavera de 1974, multitud de jóvenes -y no tan jóvenes- hacían cola en los cines de barrio de todo el país para ver Operación dragón. La película de Bruce Lee se había convertido en un fenómeno de masas y fue el trampolín para dar a conocer el cine oriental de artes marciales entre el gran público. Estaba naciendo la llamada 'Bruceploitation': películas protagonizadas por actores que guardaban parecido (o no) con el actor chino, que incluso siguieron tras la muerte de éste. El dragón ataca (en la que el intérprete aparece en el Infierno junto a Popeye o Drácula) o El real Bruce Lee son dos buenas pruebas de ello. Algunos de los protagonistas de esta corriente cinematográfica llegaron a ponerse un nombre similar al de la estrella de El furor del dragón para atraer -o más bien confundir- a la audiencia, por ello era normal ver en el reparto de éstas a Bruce Lai, Bruce Le o Dragon Lee.
Pero había otros actores que también trataban de aprovecharse del éxito de Bruce Lee para labrar su propia carrera, sin ponerse un nombre similar o por su parecido. Éste es el caso del taiwanés John Liu, que afirmaba ser amigo del intérprete chino; aunque este hecho nunca se ha llegado a contrastar. De hecho, Liu apareció en la tv autonómica catalana confirmando este dato, mientras presentaba la obra magna de la que vamos a hablar hoy: Made in China (también conocida como Ninja in the Claws of the CIA o Hard Fists). Se trata de la primera coproducción cinematográfica entre España y Hong Kong. El artista marcial se encargó de dirigir, escribir (por decirlo de alguna manera) y protagonizar su película, con el beneplácito de productores patrios como José Luis Bermúdez de Castro (Los bingueros, El buque maldito) o Enrique Esteban (Virilidad a la española, Regresa un desconocido). Todo el rodaje del filme se llevó a cabo en la costa brava, además de imágenes filmadas en diversos lugares de otros proyectos inacabados del realizador. El resultado fue una de los peores largometrajes rodados jamás en nuestro país.
Con una falsa biografía a las espaldas, Liu se presentó en nuestro país con el objetivo de conseguir financiación para perpetrar su engendro cinematográfico, aprovechando el momento de auge de las películas de acción orientales. "Empezó a hacer largometrajes siete u ocho años antes de rodar Made in China. Era un buen actor de artes marciales y hacía gala de muy buenos movimientos. A raíz del fallecimiento de Bruce Lee, se traslada a París para aprovechar el fenómeno de las películas con dobles del protagonista de Operación dragón, y es a partir de ahí cuando empieza a mentir sobre su pasado. Valiéndose de toda la conspiranoia que rodeaba a la muerte de Lee, comenzó a afirmar que su padre trabajaba en la NASA haciendo experimentos y que él mismo había entrenado a agentes para la CIA. Que es algo que también traslada al argumento de Made in China, porque la película pretende tener tintes biográficos" nos cuenta sobre sus orígenes Daniel Ausente, creador del Blog Ausente y uno de los autores de la 'blogosfera' que más ha seguido los pasos de Liu.
John Liu, el hombre
A parte de ser un mentiroso compulsivo, John Liu resultó ser todo un vanidoso ya que en el filme están nombrando su nombre verdadero constantemente, y se jacta de haber creado un arte marcial propia llamada Zen Kwun Do (la cual impartía en su propia academia durante su estancia en la capital francesa). En el filme, Liu se interpreta a sí mismo como si de James Franco, Jonah Hill y Seth Rogen en Juerga hasta el fin, se tratase. El largometraje es un despropósito absoluto que, pese a tener una trama y montaje prácticamente incomprensible, condensa toda la leyenda que el actor se había labrado a base de falacias: que estaba perseguido -o lo había estado en algún momento- por la CIA, que el Gobierno de los Estados Unidos le había contratado en varias ocasiones y que podía escapar de todo peligro, por muy grande que este fuese.
Al tratarse de una coproducción se rodó -como no podía ser de otra manera- en inglés. Ésto no impidió que un buen puñado de actores hispanohablantes trabajasen en el filme. Así en los créditos encontramos nombres como el de la argentina Mirta Miller (Cría cuervos, Un casto varón español), el catalán Victor Israel (Juana la Loca... de vez en cuando) o la chilena Raquel Evans (La muchacha de las bragas de oro). Entre todos ellos se encontraba el actor y director Martín Garrido Ramis (El hijo bastardo de Dios, Turbulencia zombi), nos habla de su participación en la película: "Yo estaba en Barcelona y mi representante Marta Flores -de la que entonces era la única agencia allí- me dijo que buscaban gente con mi perfil y yo me entreviste con John Liu. Me hizo una prueba en inglés y simplemente me dió el papel. Fue muy fácil y sencillo y luego nos fuimos a rodar a Gerona. Estábamos en un hotel para nosotros sólos eso sí, no se puede decir que no se cuidase al equipo. Pero la película no la he visto nunca después rodada".
Garrido Ramis -que tiene muchos trabajos como actor a sus espaldas (Perras callejeras, Juventud drogada) y además una más que interesante filmografía como director (Mordiendo la vida o la película de culto Qué puñetera familia- describe este suceso durante el rodaje de Made in China:
Rodamos una escena en la que John Liu luchaba con un enemigo. Pero además resulta que como actores tampoco tenían buena relación, según los rumores que se escuchaban entre el equipo. El protagonista y director se tomó su particular venganza en aquella toma, ya que le soltó una patada bastante real al otro actor en la cara. Tuvimos que parar el rodaje unos días, ya que al tipo se lo llevaron al hospital con daños en el rostro. Liu no era nada agradable, yo apenas hablé con él, sólo me dirigió. Era muy suyo y muy arisco. Eso sí, las escenas de pelea estaban bastante bien rodadas, no al nivel de Jackie Chan con quién también he trabajado, pero correctas.
Descifrando 'Made in China'
Hay gran cantidad de espectadores que se quejan de lo incomprensible de películas como Mulholland Drive o la más reciente Tenet, pero al menos esos filmes tienen coherencia y pretensiones artísticas. Made in China es por dirección, guión y montaje, una de las películas más desastrosas, inexplicables e incoherentes de toda la historia del cine español. En principio el planteamiento es que un prófugo de la Unión Soviética contacta con los Estados Unidos para hablarles del arma definitiva en la Guerra Fría, pero muere asesinado. Cuando la inteligencia norteamericana trata de seguir las pistas que le lleven a un misterioso maestro, éste les recomendará a John Liu (sí, el director se interpreta a sí mismo), creador del la letal técnica Zen Kwun Do. La CIA, entonces, contrata sus servicios para adiestrar a los miembros de un campamento en el que hay técnicas experimentales de lo más expeditivas. Y a partir de ahí, la trama da tumbos hasta que sus últimos minutos de metraje son retales de otros trabajos y filmaciones de su realizador. De hecho el arranque del filme si está filmado en Hong Kong, aunque esa parte inicial no tiene nada que ver con lo que nos cuenta después el largometraje.
La trama de Made in China vira desde una aparente seriedad a chistes picantes que parecen sacados de una película de Alvaro Vitali, aderezado con sornrojantes escenas de sexo, como en la que una miembro del campamento practica una felación al protagonista para ponerlo a prueba. Se rumorea que son tomas de proyectos inconclusos o de metraje restante de sus otros filmes Zen Kwun Do, Liu en Paris o Kung Fu Leung Strikes Emmanuelle. Algo que también hacían otras productoras, como la popular Filmark de Tomas Tang, que reciclaba varias películas en una sola. Un 'tour de force' a modo de 'ego trip' que denota muchas ganas por darse a conocer, pero muy pocos conocimientos cinematográficos. Mención aparte, merecen la aparición de sendos negocios locales con el letrero en catalán (a pesar de que la película está ambientada, supuestamente, en Zambia, Alemania, París… y otros tantos países que distorsionan el espacio y el tiempo del filme), e incluso la inclusión de imágenes de cadáveres reales. Si, no es un fallo de redacción; durante el rodaje una avioneta se estrelló con sus pasajeros los cuales murieron en el acto. Liu decidió rodar una escena final a bordo de una avioneta y de paso incluir a los cuerpos calcinados de aquellos pobres diablos que no sabían que iban a aparecer de aquella manera en el largometraje. Para colmo, una voz en ‘off’ destaca el realismo de las imágenes: "esta avioneta se estrelló durante el rodaje, el equipo de esta película le rinde sus máximos respetos". Lo nunca visto.
La ambición desmedida de un embaucador
Como artista marcial, John Liu tiene muchos proyectos a sus espaldas, en sus créditos podemos encontrar 23 trabajos como actor. En labores de dirección en Europa se encargó de tres producciones: Dragón blood: Liu en Mexico (sin capital español pero rodada en Canarias), la ya citada Zen Kwun Do, Liu en París y Made in China. Tras aprender cómo hacer cine a base de rodar varias y tratar de darles coherencia en la sala de montaje en Hong Kong, el actor vino a Europa a buscar fortuna. Antes de trasladarse a España, los motivos por los que el artista marcial abandona París no están del todo claro y apuntan a asuntos turbios relacionados con varias mujeres. Una de sus primeras apariciones fue en La 2 de TVE donde afirmaba ser amigo del desaparecido Bruce Lee, en un programa de tertulia vespertina. Sobre sus orígenes, Daniel Ausente tiene estas palabras:
Él aprendió muchas cosas de Godfrey Ho, un director de cine de explotación hongkonés responsable de películas como Ninja Terminator o Massacre ninja. Era un experto en rodar varias producciones y empalmar su metraje en sala de montaje, con un resultado desastroso y cómico en la mayoría de las veces.
Tras finalizar el rodaje de Made in China, Liu decide quedarse en España y seguir con los negocios turbios que probablemente habían forzado su escapada de la capital francesa. Comenzó a contratar a mujeres para que trabajasen en películas en Hong Kong, pero realmente se trataba de una organización de trata de blancas. Una vez en la isla asiática se obligaba a las chicas a trabajar como prostitutas, e incluso algunas eran menores. Para lograr su objetivo, el actor se hacía pasar por el príncipe de un pequeño país, pero esta tapadera al final levanta las sospechas de la policía española y acaba detenido. Al parecer, acabó condenado y encarcelado en la cárcel de Zaragoza. Respecto a su estancia, Daniel Ausente nos cuenta que unas fuentes apuntan a que logró escapar de prisión preventiva huyendo por los tejados, gracias a su habilidad y su portentoso físico, y también que otras dicen que aprovechando que daba clases de artes marciales para rebajar su pena, escapó en uno de los autobuses con deportistas de la prisión. No está nada claro el final de su historia en nuestro país.
Lo que sí es cierto es el apodo que se ganó durante su estancia aquel tiempo en suelo barcelonés: 'Juanito líos'. De hecho, el artista marcial estuvo saliendo un tiempo con la presentadora y actriz Mónica Pont (Hostal Royal Manzanares, Canguros), con quién se dejaba ver por los locales de moda de la capital catalana. Buscado por sus delitos, su paradero a día de hoy es incierto, pero Made in China ya se ha convertido en un clásico entre todos los fans del cine cutre y de 'serie Z'.