Decía Ramón Gómez de la Serna que "Madrid es quedarse alegre sin dinero", una frase que resume muy bien ese carácter áspero de la gran ciudad que, en la capital de España, adquiere una calidez especial. Cuando me puse a ver el último episodio de la temporada 5 de Comida para Phil -Somebody feed Phil en su versión original- yo ya sabía todo eso, pero al acabar de verlo sentí un amor revivido por Madrid y unas ganas incontenibles de salir a comérmelo todo.
El capítulo de Comida para Phil dedicado a Madrid es justo lo que la capital significa para España. Un lugar donde confluyen las gastronomías de todas las partes del país en perfecta armonía. Es la primera vez que Phil Rosenthal visita España -dentro de su programa- y, por eso mismo, por ser una ciudad que bebe de todas las provincias y ha sido construida por gente de otras localidades, es el sitio idóneo en el que descubrir qué tal se nos dan los fogones. Resultado: una auténtica maravilla.
12 gastroseries para ver en Netflix, Amazon Prime Video y HBO que te convertirán en un maestro de la cocinaPhil hace un recorrido por los mejores lugares donde comer en la capital, aptos para todos los bolsillos -el más caro sería el StreetXO, que es una especie de marca 'lowcost' del chef Dabiz Muñoz de Diverxo-. Comienza su viaje en la famosa chocolatería de San Ginés, descubriendo el placer que suponen unos churros y unas porras como desayuno, y va haciendo paradas en sitios populares e informales, algo más refinados y, sobre todo, diferentes. Esto le lleva a visitar el Mercado de la Paz, Sobrino de Botín, MO de Movimiento o la popular Sala de Despiece, además de encontrar pequeñas joyas como La Casa del Abuelo o el pequeño y peculiar Barrera.
Da igual que hablemos de puestos de mercado o de un restaurante, todos ellos transmiten el amor por la cocina y por los productos nacionales que sentimos los españoles -¿O no dicen eso de que no hay nada más español que hablar de comida mientras se come?-. La materia prima y, sobre todo, cómo la consumimos dice mucho de quiénes somos y Phil lo comprueba de primera mano en su primera experiencia con las tapas. Primera lección aprendida: las tapas no tienen por qué ser platos pequeños, "es una forma de comer, de compartir la comida", le avisa Javier Bonet, de Sala de despiece.
Otra lección aprendida: la mentalidad de bar. Si hay algo propio de los españoles es hincar el codo en la barra mientras pides una bebida tras otra y disfrutas de las tapas. Eso lo comprueba Phil en Restaurante Ponzano, donde se sorprende de lo rápido que van llegando los platos. Y, aunque el tapeo se extiende por muchos lugares de España, en la capital ganamos en velocidad. Nadie puede batir a los camareros madrileños cantando las consignas desde el final de la barra.
En Madrid, además, la cocina se desarrolla en un ambiente totalmente abierto a nuevas tendencias, ideas originales y giros de guion en el menú. Quien abre un negocio de hostelería en Madrid lo hace sabiendo que los alquileres son caros y la competencia brutal, pero que siempre habrá alguien listo para probar tu propuesta. Si hacía falta que te enamorases un poco más de Madrid, en Netflix tienes 48 minutos de carta de amor a la ciudad.
"Hay muchos barrios y pueblos preciosos. Hay más de lo que esperas. Tiene la grandiosidad y la magnificiencia de una gran ciudad mundial con mil años de historia. Es glorioso. Y la comida, espectacular", define Phil.
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