Domingo otoñal por la tarde, primera sesión, la sala era pequeña y habíamos unas trece personas, número de supersticiosos. En la pantalla se proyectaba el último largometraje de David Fincher, una historia actual, contada mediante flashbacks. Aunque no es un gran largometraje, tampoco se hace pesado y aburrido, y se te pasan rápido los ciento veinte minutos que dura. Es más, te quedas con ganas de ver mas cosas. Cuando termina piensas ¿ya esta?.
En resumen: Recomendable para cinéfilos internautas.