"La Llegada" es un brillante y magistral film de ciencia ficción, dirigido por Denis Villeneuve y protagonizado por Amy Adams. Narra la historia de una experta lingüista la cual es contratada por el ejército, cuando unas naves extraterrestres, 12 concretamente, comienzan a llegar a la Tierra para intentar averiguar si los alienígenas vienen en son de paz o suponen una amenaza. Esta cinta no es precisamente un ejemplo de ciencia ficción, porque ella juega con la circularidad del tiempo vinculada al análisis semiótico del lenguaje. Eso sí el director le da una estructura dramática, con un viaje espiritual, introspectivo, abismal. En el fondo la película de Villenueve propone un mensaje casi bíblico, el cual el ser humano se evade, dentro de sus posibilidades, de la autoría de sí mismo, y ahí precisamente es donde la cinta resulta mareante y asombrosa.
Combina ambos elementos para que el espectador se estruje un poco las ideas para llegar a comprender la que el director pienso que desea transmitir. Enmarcada en la ciencia ficción, la cinta no obstante rezuma humanidad. Los países de la tierra reaccionan ante la visita alienígena como lo vienen haciendo hasta ahora sin ella, es decir, enfrentados y cada uno por su lado, la lucha por el poder y la persecución de intereses individuales. Villeneuve, sin moralinas ni discursos grandilocuentes, nos da un severo aviso de que vamos por mal camino, y de paso nos muestra una realidad, la ausencia de lo humano como concepto común para los habitantes del planeta. La tierra está dividida en naciones que son compartimentos estancos alejados del nexo común que nos debiera definir más allá de cualquier bandera o territorio, nadie diría "yo soy humano" como seña de identidad, como si no tuviéramos conciencia de ello.
No por obvia hubiera debido abandonar esta reflexión, máximo cuando considero que es el eje central de la película. Especialmente te ofrece un dilema que se entiende en el valor sagrado de las palabras, y afronta vivir lo que está escrito con plena conciencia, es decir, lo que hace cualquier ser humano con pleno desconocimiento. Una digresión sobre la aceptación del duelo y los azares de un destino prescrito.
Estamos hablando de un film inteligente, que despliega la gramática como jeroglífico primigenio para preguntarnos que lugar ocupamos en el universo que se descompone. Con una puesta en escena elegante, atmosférica, hipnótica, estimulante donde la subversión de las coordenadas espacio-temporales encuentran una sutil correspondencia entre lo vertical y lo horizontal. Eso en términos visuales determina el proceso. Uno de los puntos fuertes es lo bien que se ha conseguido recrear cómo sería la reacción de los humanos ante una invasión extraterrestre lejos de empezar a disparar desde el minuto uno. Desde que Louise Banks descubre el evento en la universidad hasta las dudas y los nervios sembrados en todo el mundo que nos muestran desde las noticias, pasando por las propias dudas de los integrantes del ejército. Visualmente es una hazaña como se ha conseguido trasladar a la pantalla este guión adaptado. Desde los heptápodos hasta la nave, el interior de la misma y el lenguaje. Unas de las principales críticas que recibe Denis Villeneuve, es que es un director que solo trabaja con guiones excelentes y por esta razón hace buenas películas. Tener un buen guión no es garantía de poder hacer una buena película, sin embargo, creo que la maestría de Villeneuve es incuestionable, sin él este filme no sería lo mismo. Destacar la maravillosa banda sonora de Jóhann Jóhannsson, completamente al servicio de la historia y de sus imágenes.
Las actuaciones son impecables, Amy Adams (eterna nominada al Oscar) encarna a Louise Banks, realizando la interpretación de su vida. Ella es el corazón de la película, cuya actuación resulta vital para creernos lo que le ocurre a su personaje y asimilar que esto no va realmente sobre extraterrestres, sino sobre como su llegada afecta a la humanidad. Su interpretación es soberbia, exponiendo con acierto tanto la fragilidad de su personaje y sus dudas como su determinación y valentía. Demuestra que es una de las actrices más polifacéticas del panorama cinematográfico actual, cada personaje lo hace suyo. Jeremy Renner personificó a Ian Donnelly, con una actuación correcta, pero la falta de importancia de su personaje no le permite desenvolverse demasiado. Su actuación queda ecplipsada por Amy. El resto del reparto, destacaría aún Forest Whitaker como el Coronel Weber, siempre impecable.
En definitiva, una cinta extraordinaria, un poema sobre la vida y la muerte, una verdadera historia de amor y una delicia desde el punto de vista artístico, visual e incluso espiritual. Con un tono de ensayo fílmico sobre la ciencia, la metafísica y las reacciones humanas. La idea de que estamos solos ante el inmenso mar. La sencillez de la propuesta, que no del fondo, abismal. Los planos fijos pero con elementos que cobran vida propia. El no querer cambiar nada de tu vida, a pesar de poder hacerlo. Te engancha desde el minuto uno y te tiene en vilo casi sin respirar todo el metraje. Qué manera de usar los flashbacks, qué delicia de interpretaciones, qué grandes homenajes al gran Kubrick, Spielberg y Ridley Scott. Qué maravillosa película.