MÁS DECEPCIÓN QUE ASOMBRO
Escucho rumores de la nueva y quizá última película de Scorsese y solo reacciono de manera entusiasta, satisfactoria, y excitante. Películas dirigidas por directores a la altura de Martin son las que esperamos desesperadamente año tras año, y no una de 90 minutos. Una de tres horas y media cómo ésta. Llena de historia que contar, sentimientos que transmitir y un territorio que marcar. Pero a Scorsese ya no le hace falta proteger su territorio. Él es de esos que esperas que haga otra obra maestra, porque es lo que se merece, observando y valorando su gran carrera. E imaginaba que pasaría uno de los mejores momentos de mi vida cinematográficamente. Me sentiría como en el valhalla…
Todo es sórdido en ésta historia tan avara. Oklahoma y la tribu India Osage. Inacabable petróleo, y perteneciente a los Indios. Demasiada riqueza consiguen los Indios, tanta que los carroñeros blancos se abalanzan sobre ellos con cierta maldad soterrada, pérfida, desagradable, y psicodélica al final. Varios se casan con algunas mujeres indias, luego las asesinan con el fin de conseguir la herencia. Todos ellos manipulados por un turbio y cruel anciano de buenos modales. Él le dará protagonismo a un sobrino suyo, demasiado vulnerable, panoli, ex combatiente de la guerra y con ganas de irse de rositas. Manipulado por su tío, se casará con la mejor india pero dudoso entre el dinero o el amor de ella (el mejor personaje de la historia, la única que le tengo aprecio).
Todo resulta tétrico y sombrío. Ese es uno de los poderes del director de Taxi Driver, Uno de los Nuestros, El Irlandés, Casino… Su duración es exagerada, pero no por eso tiene que ser aburrido, malo o abrumador, es más, no siento la necesidad de consultar el reloj. Tampoco lo deseo ya que no debería querer que acabara, porque no podría asimilar el fin de Martin Scorsese. Sin embargo, por mucho que su historia basada en hechos reales sea interesante y merecedora de reconocimiento para el mundo, no hay mucha cosa que me entusiasme, no enciende mis fibras más profundas para volver a sentir el enamoramiento que provoca Martin en el cine y sus personajes, los cuáles tan bien alabados están, pero que a mí me incomodan ver. Un Robert de Niro que apenas brilla, no lo reconozco, ¿De verdad és él? Y un Leonardo Di Caprio bastante normalito que deja clara mi conclusión de un actor notable bajo. Pero Lily Gladstone lo hace todo más soportable.
Es evidente que en 206 minutos, la película contenga momentos memorables, tanto en la introducción, desarrollo y desenlace, en especial, el palabreo de ya sabéis quién sobre la plena conclusión de la historia desde una emisora de radio. Como corolario, Los Asesinos de la Luna me hace dudar si de verdad ha sido dirigida por alguien cómo tal. Existe una gran nube llena de espléndidas ideas pertenecientes de una brillantísima mente la cual en ésta sólo envía un vacío imperdonable si éste se retira con esta película. Así que, ya habéis visto por qué no me sentí como en el valhalla.
-RICHIE VALERO