La Voz regresa hoy, viernes 13 de septiembre, al 'prime time' de Antena 3. El exitoso 'talent' musical presentado por Eva González estrena su undécima edición con la esperanza de registrar los mismos dato de audiencia que hace un año. Pablo López, Antonio Orozco, Luis Fonsi y Malú volverán a ser los coaches para encontrar la mejor voz de nuestro país. Los cuatro tienen una gran carrera a sus espaldas y son conocidos por los espectadores, pero han tenido que trabajar duro para llegar a lo que son hoy en día. Incluso han pasado situaciones complicadas, como el caso de Pablo López.
El cantante, que este año cumple 10 años de carrera profesional, no siempre ha estado enfocado a la música. Tras su paso por OT 2008, programa en el que quedó segundo, el de Fuengirola decidió alejarse de la presión mediática y abrió un bar en su ciudad natal. Junto a su hermano, el artistas se embarcó en este proyecto sin saber que acabaría siendo una "catástrofe".
"Hubo un tiempo donde prácticamente no tenía ni para un café, que es lo de menos, porque solo tenía que pensar en cómo sobrevivir, y ahora hago cosas que ni podía ni soñar", confesó en Viva la vida en 2008. "Montamos un bar y se convirtió en una catástrofe. Nos fue muy mal, nos cortaron la luz, el agua... Ahora me río, pero en aquel momento estábamos llorando. Teníamos una deuda tremenda", contó en el programa de Telecinco, a la vez que señaló que su primer disco surgió de aquella "desesperación".
Un momento complicado de su vida que volvió a recordar en marzo de este año en El Hormiguero. "Lo teníamos lleno siempre, había como 80 o 90 personas, pero acabó siendo una ruina absoluta porque cerrábamos, pero seguíamos abiertos y todo lo que habíamos conseguido... Los números todo mal", reconoció a Pablo Motos. Comenzaron a darse cuenta de que las cosas iban mal cuando "nos llamó un vecino una noche que estábamos cerrados y nos pidió que bajáramos la música y ni siquiera estábamos allí".
Siempre lo digo, fue la juerga más cara de mi vida
El bar de noche de Pablo López en Fuengirola duró casi un año, pero tuvieron "pérdidas 13 meses". "Fue una época muy bonita porque me enseñó algo impepinable: 'busca y dedícate a lo que quieras realmente'. Eran muchas comeduras de cabeza, es una difícil tarea la hostelería, sobre todo en un bar de noche. La gente de noche es imprevisible. Entonces es cuando me di cuenta de lo que quería. Me di cuenta de que me tenía que dedicar a lo único que yo creía que iba a poder hacer que es hacer canciones", sentenció.
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