sProbablemente muchos habrán querido olvidarla y en España ni siquiera llegó a pasar por las salas de cine, pero en 2016 se estrenaba en varios lugares del mundo la olvidable película Max Steel, probablemente una de las peores películas de superhéroes que existen.
Al contrario que una amplia parte de las películas del género, la cinta firmada por Stewart Hendler no está basada en una serie de cómics, sino en una coleccón de figuras de acción de la compañía Mattel y la serie animada que se produjo posteriormente a su lanzamiento. Sin embargo, irónicamente, lejos de que eso consiga diferenciarla, la cinta resultó ser de lo más genérica y tomar prestados un montón re reconocibles clichés de algunas de las más populares franquicias de cómics. Con un mal resultado, eso sí y muy muy lejos de estar cerca de la obra maestra técnica que hizo Tony Stark (Robert Downey Jr.) soldando su increíble armadura de Iron Man.
Recapitulando un poco, Max Steel daba el salto a la gran pantalla dejando atrás la serie de animación para brindarnos una historia con personajes reales liderada por un adolescente que descubre que puede generar una increíble energía de color azul llamada T.U.R.B.O. que le permite proteger al mundo de los peores villanos. La premisa no nos da frío ni calor, pero las críticas obtenidas por la cinta hablan por si mismas: en el portal de críticas Rotten Tomatoes la película tiene un 0% de valoraciones positivas, frente a un 48% de la audiencia, mientras que en Metacritic su puntuación apenas alcanza un 3.
Además, por si fuera poco, a pesar del mini-presupuesto con el que contaba, Max Steel resultó ser un fracaso desastroso en taquilla, con una recaudación miserable de 6,3 millones de dólares en la taquilla estadounidense que ni siquiera llegaron a cubrir los costes su promoción.
Pero mucho antes de su estreno la película ya había sufrido su primer batacazo: en 2009 el entonces famoso hombre lobo de Crepúsculo Taylor Lautner estaba previsto que protagonizase la versión de acción en vivo, pero cuando finalmente llegó el momento en 2016, el desconocido Ben Winchell lo reemplazó. Y eso significó también una reducción significativa en el presupuesto. Al final, la compañía de juguetes Mattel solo tenía entre cinco y diez millones de dólares, muy lejos de las cifras que manejaba su principal competidor, Hasbro, mucho más generosa con Transformers, Snake Eyes: GI Joe Origins o Barbie.
Una trama poco entretenida y escenas de acción bastante pobres
El punto de partida de Max Steel era la mudanza de su protagonista, el adolescente Max McGrath (Ben Winchell), quien regresa al lugar donde murió su padre en un accidente de laboratorio hace años. Al tiempo que se enamora rápidamente de la dulce Sofía (Ana Villafañe) en su nuevo instituto, su cuerpo comenzaba a experimentar cambios que van más allá de las hormonas.
Sin saber por qué, Max empieza a acumular energía y se carga eléctricamente una y otra vez hasta que el asunto se hace incontrolable. Sin embargo, para ayudarle estaba una criatura extraterrestre, parecida a un robot y llamada Steel, que le ayudaba a familiarizarse con sus nuevos poderes. Juntos, alienígena y adolescente, mutan como el invencible superhéroe Max Steel.
Aunque los paralelismos con Peter Parker, también conocido como Spider-Man, son evidentes en esta trama, Ben Winchell está muy lejos de poder compararse con Tom Holland o Tobey Maguire. Pero la culpa no es solo suya, sino también del poco carisma de su compinche y de su inapropiado humor.
