Formentera, playas idílicas de arena blanca y baños en el agua más transparente y cristalina que puedas imaginar, naturaleza virgen, amigos y muchas ganas de aventura y diversión. Unas vacaciones de ensueño que funcionan como punto de partida de La Cueva, una poco conocida película de terror española estrenada en 2014 que tuvo menos éxito en las salas de cine del que debería, pero que definitivamente dejó huella entre aquellos que la vieron por lo impactante de su trama. De hecho, el filme, que puedes encontrar en el catálogo de la plataforma de 'streaming' Prime Video, logró traspasar fronteras y llamar la atención de una productora americana para la realización de un 'remake' en Estados Unidos.
Para sacarla adelante, el director y guionista de La Cueva, Alfredo Montero, y su equipo no contaron con un gran presupuesto, pero supieron lograr lo más importante: transmitir una sensación de claustrofobia extrema que hizo que la película no pasase desapercibida en su paso por diversos festivales. ¿Cómo? De la mano de la técnica del metraje encontrado y con una determinación absoluta de rodar en la localización real: una cueva que contiene más de un kilómetro de pasillos y galerías subterráneas.
Ambientada en la famosa e idílica isla de Baleares, La Cueva comienza con las vacaciones veraniegas de un grupo de cinco amigos que buscan aventuras y pasarlo bien. Todo parece maravilloso, pero el descubrimiento de una cueva en la ladera de un acantilado está a punto de convertir sus vidas en una pesadilla. Decididos a explorarla y a tope de adrenalina, los cinco amigos se adentran en la cueva alucinados con sus múltiples recovecos, pero no tardan en darse cuenta de que están perdidos. A partir de ese momento, comienza una búsqueda desesperada por encontrar una salida que parece no existir y, poco a poco, a medida que pasan los días y se dan cuenta de que no lo consiguen, el pánico se apodera de ellos: no tienen agua, no tienen comida y la falta de luz también comienza a causar estragos en su salud mental.
Presentada entre una enorme aceptación en el Festival de Cine de Sitges en 2012, ganadora del premio a la Mejor Película del Festival Nocturna 2014 y ganadora de la Biznaga de Plata a la mejor película y a mejor actor y actriz en el Festival de Cine de Málaga, La Cueva logró llegar a las salas de cine comerciales precisamente por la acogida que tuvo entre público y crítica y, aunque no fue especialmente bien en taquilla, nunca es tarde para darle una oportunidad y disfrutarla en 'streaming'.
Autoproducida por Alfredo Montero -para quien era su segundo largometraje- y con un presupuesto 'low-cost', la primera versión de la película fue tan elogiada en Sitges que una productora, Morena Films, se fijó en ella y le propuso a Montero la posibilidad de volver a rodar una parte de la misma. Una oportunidad que el cineasta balear supo aprovechar y cuya versión definitiva acabó viendo la luz en pantalla grande.
Además, su paso por festivales logró brindarle a La Cueva una ventana internacional que también llamó la atención de una productora estadounidense, que en 2014 ya había anunciado su interés en desarrollar un 'remake', tal y como en su día había ocurrido con Rec. Desafortunadamente, a pesar de lo emocionante del proyecto, la película, que iba a llamarse Fall into the Darkness y que incluso llegó a fichar a su elenco protagonista, se quedó estancada en la fase de preproducción. Según parece, la paralización de la industria a consecuencia de la Covid-19 fue la causante de los retrasos y, finalmente, se habría tomado la decisión de no seguir adelante.
Claustrofóbica y terrorrífica, la película no deja lugar a dudas de que los actores Eva García, Marta Castellote, Marcos Ortiz, Xoel Fernández y Jorge López Páez se dejaron la piel en el interior de esa cueva para brindar el resultado más creíble posible. Diecisiete días de intenso rodaje con largas jornadas diarias a oscuras y un entorno hostil que les provocaba heridas de forma constante. El esfuerzo, no obstante, dio sus frutos: Puede que a veces nos olvidemos de que existe, pero La Cueva es una intensa película de terror española que merece seguir siendo reivindicada.