14. CORAZONES DE ACERO de David Ayer
La guerra (más sucia) vivida desde un tanque. Los soldados mostrados como auténticas bestias (ni Brad Pitt se libra de la barbarie). La muerte del otro asumida de la forma más natural, demostrando que las emociones, en todo conflicto bélico, están completamente entumecidas. Y una masacre final con ecos a Grupo salvaje (1969) de Sam Peckinpah. Ya no es cuestión de patriotismo, sino de pura insensatez, de la más extrema desesperación. Aquí no hay vencedores, solo vencidos.