Cuando era niño, Pete y su madre tenían una rutina: ir cada viernes al cine de su barrio y ver una película. Durante esas veladas su madre, como no entendía bien el inglés, solía preguntarle por las cosas que ocurrían en la pantalla: si por ejemplo no entendía un chiste del que todo el público se reía, Pete se lo tenía que explicar, y aún así ella no acababa de verle la gracia.
Un día vieron Dumbo, una película donde el diálogo apenas tenía importancia y que, por tanto, su madre podía entender a la perfección. Durante la clase magistral, el director confesó que ése es el recuerdo más feliz de su infancia, poco antes de destacar que El viaje de Arlo es, junto con Wall·e, la película de Pixar donde los personajes hablan menos. ¿Casualidad?