
Ésta es la primera película de Pixar en la que los personajes son heridos físicamente, y se muestran en toda su crudeza la sangre y las magulladuras. Pete Sohn justificó este hecho como una expresión del peligro constante al que los protagonistas están sometidos, así como una confirmación visual de que Arlo tiene que superar sus miedos. En opinión de Sohn, la sangre conseguiría que el público sintiera más cercanas e impactantes las dificultades de Arlo.