Thor: Ragnarok llegó a las salas la semana pasada, y aunque ha recibido una gran ovación por parte de la crítica y el público apenas se ha hecho hincapié en el gran paso que ha supuesto para Marvel. Taika Waititi no sólo ha conseguido que el Dios del Trueno, antes un personaje bastante anquilosado, comience a tener carisma, sino que su contratación ha supuesto todo un giro en la Casa de las Ideas, al darle carta blanca a un director tan personal como el neozelandés. Resultado: una película que es más comedia que historia de superhéroes, y más parodia que aventura comprometida.
Hasta llegar a este nivel de posmodernidad, el camino de Marvel ha sido largo, duro y por momentos errático. Ya han pasado casi diez años desde que sus responsables se la jugaron con algo llamado "universo cinematográfico" que por entonces cualquier productor habría considerado un suicidio, y ante el exitoso estreno de Thor: Ragnarok, vamos a repasar estos años desde la perspectiva de uno de los grandes defectos que siempre se le ha achacado a la marca: la personalidad de los villanos. Y éstos son todos los que han puesto en apuros al héroe, desde el peor al más memorable. ¡Echa un vistazo!
Malekith
Antes hablábamos de la escasa aceptación que el Dios del Trueno tenía entre los fans, y parte de este desencanto puede venir derivado del escenario en el que el personaje interpretado por Chris Hemsworth suele moverse: un Asgard que nadie sabe muy bien si es un planeta, una provincia o un reino que vuela. Un Asgard que además, la mayor parte de las veces, tiene que hacer frente a villanos de medio pelo, como este Malekith.
Walt Disney
Christopher Ecclestone interpreta a este antagonista que comandaba a los elfos oscuros en su asalto de Asgard, y que ni siquiera tras matar a Frigga (René Russo), esposa de Odín, conseguía obtener algo de crédito. Thor: El mundo oscuro, película en la que aparecía, no era en absoluto un film despreciable -o mucho menos de lo que se dijo en su momento, en todo caso-, pero flaco favor le hacía lidiar con malos tan flojuchos. Por suerte, claro, estaba Loki.
