No es nada descabellado erigir el 2008 como el año más decisivo en la historia del cine del nuevo milenio. Y es que, aunque parezca mentira, hace diez años el género de superhéroes aún estaba demasiado verde como para ser considerado un género como tal, nadie sabía lo que significaba la palabra “reboot”, y la nostalgia no estaba a la orden del día. De hecho, dos años antes se había estrenado una de las primeras superproducciones que se lo jugaba todo a ésta, y Superman Returns había resultado un fracaso total.
Así sucedió que en 2008 se estrenaron tanto El caballero oscuro como Iron Man, sendos taquillazos con gran respaldo crítico que, en el caso de la primera, conducirían al cine de superhéroes a la madurez, y en el de la segunda, daría inicio al Universo Cinematográfico de Marvel. Sin embargo, aquí no hemos venido a hablar de superhéroes, sino de Indiana Jones. Ese año se estrenó la cuarta entrega de a la saga, y ahora que ya ha pasado una década desde que todos defecáramos sobre ella debemos hacernos la gran pregunta: ¿era Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal realmente tan horrible? ¡Comprobémoslo en 7 claves! O, si lo prefieres, puedes optar por ver el videorreportaje sobre estas líneas.