Las obsesiones no son buenas. Nada buenas. Y menos aún cuando lo que te trae de cabeza es un personaje de ficción, con el que has creado un vínculo tan especial que sólo deseas seguir descubriendo nuevas historias de su vida, de esa vida que, obviamente, es totalmente irreal. Ese personaje al que cogí excesivo cariño tiene nombre y apellido: Carrie Bradshaw, una de las cuatro protagonistas de la controvertida serie de HBO Sexo en Nueva York. Creo que fue algo así como un flechazo, un amor a primera vista, lo que sentí cuando vi el primer episodio de la ficción basada en la novela de Candace Bushnell, allá por el año 2002.
Reconozco que, aunque durante un tiempo soñaba con llegar a ser como esa columnista de la Gran Manzana, que gastaba todo su sueldo -o eso nos hacían creer- en zapatos de Manolo Blahnik, después de analizar su manera de enfrentarse a la vida y su cierta hipocresía en torno a la búsqueda del amor, pasé simplemente a tenerla cariño. Era inevitable no tener este sentimiento después de todos los buenos momentos que me había proporcionado a lo largo de los años.
Ahora que ya conoces mi 'affaire' con Sarah Jessica Parker, porque a ella sí que la adoro, como mujer, entenderás por qué "Mataría por ver Sexo en Nueva York 3" Aun así, creo que te debo una explicación, que espero te resulte convincente.
Érase una vez una periodista inglesa que vino a Nueva York... Bienvenida a la era de la pérdida de la inocencia. Nadie desayuna con diamantes y nadie vive romances inolvidables.... En Manhattan hay miles, quizá decenas de miles de mujeres así. Todos las conocemos y todos coincidimos en que son maravillosas. Viajan, pagan sus impuestos, se gastan 400 dólares en unas sandalias de tiras de Manolo Blahnik y están solas [Carrie Bradshaw - 1x01]
Así comenzaba el primer capítulo de Sexo en Nueva York, la serie -basada en la novela Sex and the City de Candace Bushnell, publicada en 1996-, que llegaba a la cadena por cable norteamericana en 1998, y que pronto se convertiría en todo un fenómeno televisivo. Cuatro mujeres protagonistas, independientes, con vidas profesionales de éxito, en cuyos encuentros mantienen conversaciones sobre sexo sin ningún pudor. Sin duda, era algo nuevo. Algo a lo que la audiencia de hace más de dos décadas no estaba acostumbrada. Una serie que rompía con los estereotipos de finales de los 90.
A lo largo de seis años, seis temporadas y 94 episodios, Carrie (Sarah Jessica Parker), Miranda (Cynthia Nixon), Samantha (Kim Cattrall) y Charlotte (Kristin Davis) pasaron a ser parte de mi vida. Llegaron a ser como esas amigas a las que adoras, pero que, por la distancia, no ves tanto como te gustaría. Carrie y su relación de amor y odio con Mr. Big (Chris Noth); Miranda con su inesperada maternidad; Samantha con sus divertidas y alocadas relaciones esporádicas, y Charlotte con esa inocencia que la caracteriza, no sólo me encandilaron a mí, sino a los más de diez millones de espectadores -sólo en EE.UU- que no quisieron perderse el doble capítulo que ponía fin a la serie: 'Una americana en París' (6x19 y 6x20).
El final de Sexo en Nueva York, en el que Carrie y Mr. Big, por fin, se reconciliaban -un deseo no compartido por todos los fans-, pretendía dejar a la inmensa mayoría de la audiencia satisfecha. Y lejos de conseguir su propósito, lo único que consiguió fue generar una necesidad imperante por más Sexo en la Ciudad. ¿Qué pasaría ahora con Carrie y Mr. Big? ¿Su destino era casarse? ¿Tener hijos, quizá? ¿Realmente había encontrado Samantha el amor en Smith Jerrod? ¿Era por fin completamente feliz Charlotte tras conocer a la pequeña Lilly, su futura hija? Y Miranda, ¿cómo sería su nueva vida de casa en Brooklyn? Los fans querían más. Yo quería más. ¿Quizá un nuevo episodio en forma de película?
Deseo cumplido
Creo que nuestras plegarias fueron escuchadas o, quizá, simplemente buscaban seguir engrosando la millonaria cifra que generaba este cuarteto de mujeres. Sea lo que fuere, lo que de verdad importaba es que New Line Cinema, a comienzos de 2007, daba luz verde a Sexo en Nueva York: La película, y con las protagonistas originales. ¿Qué más se podía pedir? El productor ejecutivo de la serie, Michael Patrick King, era el encargado de ponerse detrás de las cámaras en el largometraje que llegaría a los cines españoles el 20 de junio de 2008.
La trama de la película se desarrolla "tres libros y tres años después" -palabras de Carrie- del final de la serie de televisión. Ahora, Charlotte por fin consigue cumplir el sueño de quedarse embarazada; Samantha vive en Los Ángeles y se ha convertido en la reprensentante de su pareja, Smith, y Miranda sufre una crisis sentimental con Steve. Carrie, por su parte, vive feliz junto a Mr. Big. Pero como todos conocemos a Carrie, sabíamos que esa felicidad no iba a durar demasiado y que, tarde o temprano, todo iba a desmoronarse. No nos equivocábamos. En menos de una hora, Carrie estaba sumida en una profunda tristeza al ver cómo su querido John Preston no se presentaba en el altar el día de su boda.
Igual que sabíamos esto, éramos plenamente conscientes de que esto no podía terminar así. Después de haberme tenido en vilo durante seis temporadas, con el bucle "ahora estoy contigo, ahora te dejo", la historia de Carrie y Mr. Big tenía que tener un final digno de Sexo en Nueva York. Y, por supuesto, lo tuvo. Y, una vez más, me quedé con ganas de más. ¿Qué me pasa con esta mujer?
Felicidad máxima es lo que sentí cuando en febrero de 2009 New Line anunciaba que Sexo en Nueva York 2 sería una realidad y que llegaría a las salas en 2010. ¿Qué nos tendría preparado Michael Patrick King? ¿Con qué nos iba a sorprender Carrie Bradshaw? Más que sorprenderme, la secuela que tanto esperaba me generó cierta angustia cuando vi cómo Carrie volvía a las andadas, al besar, de forma fugaz, a su antiguo amor, Aidan, en mitad de Abu Dhabi. ¿Pero por qué? ¿No estaba tan feliz con Mr. Big? Al final, pude respirar tranquila y mi adorada pareja televisiva seguía felizmente casada.
Pese a que este podía ser un final perfecto, a mi parecer, al salir de la sala de cine no pude evitar pensar en lo mucho que me gustaría ver Sexo en Nueva York 3. La historia era lo de menos. Sólo quería seguir descubriendo cómo siguen las vidas de Carrie, Miranda, Samantha y Charlotte. Cuáles son sus nuevas preocupaciones. Cómo siguen manteniendo viva esa fabulosa relación de amistad. Cualquier cosa que se le ocurriera a Patrick King me iba a parecer perfecta.
Una larga espera
Diez años después, sigo esperando a que en algún momento Sarah Jessica Parker diga que sí, que habrá más Sexo en Nueva York. Pero no como lo ha hecho hasta ahora. No más falsas esperanzas para fans como una servidora, de esas que la actriz y otros miembros del reparto nos han generado, prácticamente, desde que se estrenara la segunda parte.
"Por supuesto que haría otra película de Sexo en Nueva York si Michael Patrick King quiere escribirla y Sarah Jessica Parker también. Estoy muy orgullosa de ello" [Cynthia Nixon]. "Solo diré que la idea está esperando en alguna despensa. No está sobre la mesa, pero alguien la sopesa bastante cerca" [Sarah Jessica Parker]. "Sé que Sarah y Michael Patrick King tuvieron, en algún momento, una idea para una historia" [Willie Garson (Stanford)]. "No hay decisión. Sé que Michael conoce muy bien la historia que contaríamos si la llegamos a contar algún día. Pero la verdad es que no hemos hablado sobre cuándo se hará. Hay una historia. Cuándo y si la contaremos, todavía no se sabe" [Parker].
Estas y otras declaraciones han provocado que, en más de una ocasión, haya estado al borde de un ataque de nervios. Pero, si hay historia y tod@s quieren volver a encargar a sus personajes, ¿por qué el proyecto no se confirma? Pues porque parece que no todas las protagonistas sueñan con más Sexo en Nueva York. Al parecer, una de las integrantes del cuarteto, Kim Cattrall, no parece estar convencida de meterse en la piel, una vez más, de Samantha. La actriz no se cansa de afirmar que en 2016 ya dejó muy claro que no quería hacer una tercera película. Que, para ella, esa etapa había llegado a su fin.
Su negativa a participar en Sexo en Nueva York 3 ha provocado, además del malestar de los seguidores de la franquicia, varios encontronazos con sus excompañeras, principalmente con Sarah Jessica Parker, con quien ha admitido que ya no le une nada. Aunque todo son rumores, todo apunta a que Cattrall tendría varios motivos que le habrían llevado a tomar esta decisión. Supuestamente, la razón de más peso sería el tema económico. La oferta para las cuatro protagonistas era exactamente la misma. Pero Cattrall habría pedido un aumento de sueldo.
Si este punto del contrato no terminaba de convencerla, otra de las razones era la trama de la cinta. Según recogen diversas fuentes, en Sexo en Nueva York 3 íbamos a presenciar la trágica muerte de Mr. Big. Este triste suceso habría tenido lugar en los primeros minutos de la cinta, en los que a John Preston le daba un ataque al corazón, que resultaba ser mortal. Esto provocaba que la historia se centrase única y exclusivamente en Carrie y en cómo seguía con su vida tras despedirse para siempre del amor de su vida.
No me extraña que no le convenciera. ¿Pero de verdad es necesario matar a un personaje tan icónico para poner en marcha una tercera película? ¿Esa era la historia tan magnífica que tenían en el tintero? Me cuesta creerlo, sinceramente. Me cuesta creer que no haya otra forma de continuar la historia de Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda. Sin embargo, aunque a mí me parezca descabellado, a Cattrall lo que le molestaba no era la muerte de Mr. Big, sino que todo el protagonismo recayera en Carrie, y ella quedase en un segundo plano.
Creo que después de leer las decenas de rumores y falacias que se han publicado en los medios, he perdido toda esperanza de ver en la gran pantalla una nueva entrega de Sexo en Nueva York. A no ser que decidan -como también se ha rumoreado- sustituir a Kim Cattrall por otra actriz para interpretar a Samantha. Esta opción generaría en mí un sentimiento encontrado entre la felicidad que me generaría ver la tercera película y la tristeza de no volver a ver nunca más a Cattrall en el papel. Creo que sabría cómo adaptarme a la nueva Samantha, si eso significa una nueva aventura de 'las chicas' en la Gran Manzana. Por favor, una nueva aventura divertida, desenfadada, sin muertes y con toda la esencia de esa serie que me robó el corazón hace más de 15 años.
La última esperanza
Mientras sigo a la espera de novedades sobre la hipotética Sexo en Nueva York 3, mi foco está puesto en la adaptación televisiva de la nueva novela de Candace Bushnell, Is There Still Sex in the City?, publicada en agosto de 2019. En marzo del pasado año, Paramount TV anunciaba que había adquirido los derechos del último libro de la autora de Sexo en Nueva York para desarrollar una serie de televisión. Esta nueva historia se desarrolla entre el Upper East Side de Manhattan y un pequeño pueblo conocido como The Village. Sus protagonistas son varias mujeres de más de 50 años, emprendedoras, sexualmente muy activas, que no piensan, bajo ningún concepto, renunciar a sus placeres sólo por una cuestión de edad.
Por el momento, no hay ninguna novedad sobre el proyecto. No se sabe cuándo comenzará a rodarse ni quiénes serán las actrices protagonistas. Y, aunque yo sueño con la posibilidad de que sean Sarah Jessica Parker y compañía, lo veo poco probable. En definitiva, después de muchos años 'enganchada' a las vidas de estas cuatro mujeres a las que -pese a no coincidir siempre con su forma de pensar y actuar ante las circunstancias de la vida- nunca voy a dejar de adorar, creo que es hora de que abra los ojos, mire al horizonte y comprenda que hay vida más allá de Sexo en Nueva York.