Apenas 350.000 dólares canadienses y un set en el que se había construido un cubo y medio fueron suficiente para sacar adelante una de las películas de terror psicológico más populares de la historia. Escrita y dirigida por Vincenzo Natali en el que sería su debut como director, Cube se planteaba como un proyecto poco ambicioso a nivel económico, pero definitivamente como un gran reto a nivel de producción: el cineasta necesitaba simular los movimientos del cubo en cuestión para simular la impresión de una especie de laberinto de cubos, por lo que se ayudó de lentes de distinto tamaño, luces, colores y mucha inventiva y creatividad.
El resultado fue una película de terror y ciencia ficción independiente que fue bastante mal acogida en su debut en los cines canadienses, pero que finalmente logró llegar al publico y ahora es considerada de culto. Mientras su recaudación en Canadá y Estados Unidos apenas superó unos cuantos cientos de miles de dólares, a nivel internacional la acogida fue diferente: Cube ganó los premios a Mejor película y Mejor guion en el Festival de Cine de Sitges en 1998 y en Francia fue un éxito de taquilla. Finalmente, la recaudación de la cinta superó los 8 millones de dólares.
Solo dura hora y media y está completamente infravalorada: la película de James Wan que tuvo que soportar críticas injustasLa premisa de Cube, pese a que en ella entrasen en juego los cálculos matemáticos, resultaba de lo más atractiva: un grupo de siete personas son drogadas y llevadas a un extraño habitáculo y, cuando despiertan, se dan cuenta de que están atrapadas en un enorme cubo. Sin saber quién ni porqué los ha escogido para estar allí, los protagonistas deben cooperar para salir del lugar, lo que les lleva a descubrir que de cada habitáculo salen otras seis puertas los llevan a otros cubos, pero en los que les esperan trampas mortales. Solo resolver el enigma, no sin antes perder varias vidas por el camino, conseguirá que pueda salir del lugar.
Siete años después de Cube, una nueva película de terror psicológico apostó por un concepto parecido y, de nuevo, para sacarlo adelante tuvieron que apostar por el más absoluto minimalismo. Así, unos entonces recién licenciados James Wan y Leigh Wannell que entonces no habían construido una de las franquicias de terror más lucrativas del cine, llevaron la acción a un minúsculo habitáculo de cuatro paredes en el que dos desconocidos separados por un cadáver y encadenados a la pared se convierten en objeto de los juegos de un asesino psicópata y deben llevar a cabo una serie de pruebas infames si quieres sobrevivir.
La película se llamaba Saw, estaba protagonizada por el propio Leigh Whannell y Cary Elwes y se convirtió en un auténtico fenómeno pese a haber costado poco más de un millón de dólares.
Las similitudes entre ambas películas a nivel de concepto, producción y resultados son inevitables, pero cada una a logrado tener su espacio dentro del género. No obstante, en el caso de Saw, la franquicia ha resultado mucho más lucrativa. Mientras Cube dio lugar a dos secuelas, una precuela y un remake japonés, Saw ya es una saga de 11 películas que ha recaudado más de mil millones de dólares a lo largo de los años.
En SensaCine, Saw tiene una puntuación de 4 estrellas sobre 5 por parte de los lectores, mientras que Cube, tiene que conformarse con 3,4/5. En cualquier caso, ambas películas nacieron de la ilusión y creatividad de cineastas amateur con pocos recursos que demostraron que a veces basta con cuatro paredes para sacar adelante un gran trabajo y obtuvieron su recompensa, algo que no siempre ocurre.