A lo largo de la historia del cine se cuentan por centenares los casos de películas más o menos amateur. Gente que se desvive por el cine y no cesan en su empeño de sacar adelante sus ideas, por descabelladas que sean o con los medios con los que se cuente. Son sonados casos como el del director Ed Wood, que sentía verdadera devoción por Orson Welles y por el cine, lo que le condujo a dirigir las desastrosas Plan 9 del espacio exterior o La novia del monstruo. Menos conocido, aunque sí es popular en algunos círculos, es Norbert Moutier propietario de un videoclub ya cerrado en París, cuya admiración por los largometrajes de acción le llevaron a ponerse tras las cámaras de las inefables Operación las Vegas o Mad Mutilator. Pero hacer filmes es mucho más complicado si se vive en el Tercer Mundo y no se disponen de los medios necesarios para producirlos, por eso la historia de Wakaliwood (Uganda) merece ser contada una y mil veces.
Pero primero vamos a trasladarnos a los Estados Unidos para conocer Alan Hofmanis, un crítico y programador del Lake Placid Film Festival (un certamen de películas independientes con cierto prestigio en tierras norteamericanas). Este tipo cayó en una fuerte depresión cuando su novia de toda la vida rompió su relación pocas semanas antes de la boda, llegando incluso a plantearse acabar con su vida. Entonces, un buen amigo suyo decidió animarle mostrándole unos tráilers de largometrajes realizados en Uganda. Sólo llevaba cuarenta segundos el vídeo, cuando Hofmanis decidió dar un giro a su vida y trasladarse al país africano. Cuando llegó al suburbio de Kampala, de donde provienen, se fue a conocer a las personas que estaban detrás de aquellas alocadas producciones y dijo que les iba a echar una mano, porque estaba fascinado con ellas. Durante aquellos primeros meses decidió rodar un documental, con la ayuda de un amigo que también viajó allí. Esta amistad no acabó bien y por ello la cinta no se puede ver por temas de derechos. Tras esto, decidió lanzar una campaña en Kickstarter, con el objetivo de buscar financiación para el cine de Wakaliwood. Con esta iniciativa se pedía la ridícula cantidad de 130 dólares, pero fue tal la explosión de fama en círculos de Internet que se recaudó quinientas veces más. Con este dinero se realizaron diez películas.
Preguntando al director de la CutreCon, Carlos Palencia, descubrimos que las producciones de Wakaliwood se ruedan en un suburbio de Kampala que se llama Wakaliga. Allí fue donde el padre del cine ugandés, Isaac Nabwana decidió montar una productora de películas caseras llamada Ramon Films, debido a su pasión por el cine de acción. Estas películas eran, un principio, para consumo propio, para venderlas por los pueblos y proyectarlas en bares. Eran producciones que rondaban los 150/300 dólares, y el dinero se sacaba de la venta de DVDs en las localidades cercanas, debido a la imposibilidad de tener un cine donde proyectarlas. Esta compañía está centrada en largometrajes de acción, e incluso han anunciado que quieren hacer su propio remake de Los Vengadores y tienen hasta su propia versión de Los Mercenarios (llamada Operation Kakongoliro! The Ugandan Expendables). "Conscientes de que no pueden competir con el cine de Hollywood deciden exagerarlo todo para que el espectador no se aburra en ningún momento. Si hay un tiroteo mueren doscientas personas. Si la cinta dura hora y media, hora y veinte son disparos y explosiones. El resultado es divertidísimo y delirante, y en muchas ocasiones más entretenido que algunas producciones realizadas en Estados Unidos" afirma Palencia, que también es la cabeza visible de la web CineCutre.
Las películas están montadas y se les añaden efectos especiales con computadoras 'artesanales' montadas con piezas de ordenadores que se recogen en los vertederos de Kampala. Los efectos especiales están sacados de librerías gratuitas de internet. Esto es otro hándicap para Nabwana, ya que la inestabilidad de estos equipos ha hecho que se rompan varios discos duros e incluso ha perdido varias películas en el proceso.
Lo curioso de todo esto, es que Wakaliwood se ha convertido en un fenómeno fuera de Uganda, gracias a Internet. Es ahora cuando empiezan a tener cierto prestigio dentro de sus fronteras, porque en sus inicios para el Gobierno del país africano eran simplemente unos apestados: los consideraban gente que con sus películas denigraban la imagen de la nación. Allí hay una especie de 'sistema de castas'. Depende de dónde te hayas criado perteneces a un estrato u otro. A este respecto Palencia nos comenta: "Por ejemplo, ni a Isaac Nabwana ni a su familia hasta hace poco no les dejaban entrar en cines, ni le dejaban viajar fuera de allí. Ahora la cosa ha cambiado y ya le dejan ir fuera de Uganda, para acudir a festivales o certámenes. Se han dado cuenta que el éxito no es porque la gente se tome a broma el cine de Wakaliwwod, sino por aplaudir la hazaña de hacer largometrajes con tan pocos medios".
Palencia que conoció el fenómeno hace más de diez años cuando buscaba material para realizar críticas en su web CineCutre, es todo un experto en el tema. "Un amigo nos mostró el tráiler de Who Killed Captain Alex en YouTube, y allí venía un teléfono y una dirección donde comprar las películas. Les escribimos y nos contestaron que no hacían envíos fuera de Uganda. Eso fue antes de que Hofmanis lo descubriese, entonces nos desentendimos del tema y lo guardamos en un cajón. Fue cuando descubrimos el Kickstarter cuando retomamos el contacto con ellos. Gracias a un amigo cineasta en común conseguimos hacernos con aquella película y ser los primeros en proyectarla en un cine de Europa. En aquellas fechas el gobierno todavía no dejaba viajar fuera de sus fronteras a nadie de Wakaliga. Fue en la CutreCon V cuando se pudo ver por primera vez en España una película suya en un cine".
Según nos comenta el director de la CutreCon todo fue muy rodado: "En cuanto contactamos con Hofmanis, quedó encantado con la idea. La única exigencia que nos puso fue que fuese en un cine grande en el centro de Madrid. La única copia que había de Who Killed Captain Alex tenía los subtítulos en inglés integrados y nosotros necesitábamos poder añadírselos en castellano. Después de mucho buscar la encontramos y la remasterizamos para poder proyectarla en el cine".
CutreCon es un evento que se realiza todos los años en varias localizaciones de Madrid como el Auditorio de la Casa del Reloj (en el antiguo Matadero) o en el cine Palacio de la Prensa. Allí se pueden ver las películas más malas y alocadas de la historia, con entrada anticipada e incluso de manera gratuita. Toda la información sobre el certamen está en su página web.