Quizá aún recuerdes cuál fue el primer desnudo que viste en el cine o la televisión, en compañía de tus padres, hermanos mayores... Sí, ese que te provocó tal impacto visual que no sabías muy bien dónde meterte. Y si es así, no será de extrañar que también guardes en tu memoria la primera escena de sexo de la que fuiste testigo en la pequeña o la gran pantalla. Es curioso lo nervioso que puedes llegar a ponerte, hasta el punto de no poder ni articular palabra, o justo todo lo contrario, no poder dejar de hablar. Como si así ese instante fuese a pasar más rápido.
En la redacción de SensaCine, por supuesto, también lo hemos pasado mal o nos hemos sentido incómodos siendo espectadores de determinadas escenas de sexo, y no sólo porque las viésemos cuando aún estábamos experimentando nuestro despertar sexual sino porque son tan explícitas o impactantes que se grabaron a fuego en nuestra memoria. Aunque en realidad lo que nos gustaría sería borrarlas para siempre de ella.
Estas son las escenas de sexo que nos hicieron sentir incómodos a los redactores de SensaCine, y a ti, ¿qué escena de sexo hubieras preferido no ver en el cine o la televisión?
'Big', tiene una horrible escena de sexo y vais a entender por qué
Sara Heredia
Tom Hanks es a mi infancia lo que el queso a los macarrones: algo que no puedo separar. Me he pasado horas viendo sus películas y Big era una de mis favoritas. Cada vez que la echan en la tele, me quedo viéndola un rato y no hace tantos años me di cuenta de una cosa que cambió mi percepción de la película.
Cuando Josh es mayor y empieza a trabajar en la juguetera, hace muy buenas migas con Susan, su compañera de oficina. Tienen varias citas y en una de ellas se acuestan. '¡Qué bien! ¡Ha conseguido lo que quería!' pensabas tú y pensaba yo misma cuando veía la película, pero si lo examinas bien, se trata de un chico de 13 años que tiene relaciones con una chica de 30. De verdad, piénsalo. Entiendo que a esa edad ya hay impulsos sexuales, no viene por ahí la cosa. Lo que me da un poco de grima es que sea un niño con una persona adulta y una vez que me he dado cuenta de ello, ya no hay nada que me haga cambiar de opinión.
'True Blood': Cuando el sexo de 'amor/odio' se te escapa de las manos
Custodio Guerrero
La serie de HBO, True Blood, creada por Alan Ball (A dos metros bajo tierra) creo que fue mi primera serie en la que no paraba de ver escena de sexo tras escena de sexo y en la que aparecían desnudos por doquier. Hay algunas veces incluso en la que la sangre y el sexo se hacían uno. Pero acostumbrándote a eso, la escena que más me incomodó, sin duda alguna, fue la protagonizada por Bill (Stephen Moyer) y Lorena (Mariana Klaveno) en el episodio 'It Hurts Me Too' (3x03). Lo peor de todo es que fue una de estas escenas en las que justo tu padre entra para hablar contigo. Todos los padres tienen ese superpoder.
La secuencia en sí consiste en que empiezan a tener sexo pero Bill la odia con todo su ser. Se trata de su creadora y aunque él le repite mil veces que nunca la amará, ella no para de decirle que sí lo hará. Por lo que mientras lo hacen, Bill decide darle la vuelta a su cabeza. Efectivamente. Un giro de 180 grados. El mismo giro que hizo mi padre al ver lo que estaba viendo para salir de mi habitación.
'Algo pasa con Mary': Cuando todavía no sabías nada sobre fijación capilar
Andrea Zamora
¿Recuerdas la escena de Algo pasa con Mary en la que Ted Stroehmann se pilla los genitales con la cremallera? ¿O cuando Mary Jensen Matthews se fija el flequillo en punta con semen? La película de los hermanos Farrelly es divertida y tiene momentos que ya han pasado a formar parte de nuestra cultura popular, pero cuando tienes ocho años y la ves junto a tus primos de la misma edad y en la misma habitación que tus padres y tíos, la cosa se vuelve demasiado incómoda. Los más pequeños de la casa no estábamos destinados a ver esa noche de 1999 la cinta de Cameron Diaz y Ben Stiller. Nuestro paseo hasta el videoclub era para alquilar, por enésima vez, el VHS de Spice Girls: La película, pero la encargada del establecimiento se equivocó y nos dio Algo pasa con Mary en su lugar. Ninguno de los adultos había visto la de los Farrelly como para saber lo que estaba a punto de ocurrir delante de los ojos de sus tiernos hijos. A ver, que los chistes sexuales de la película, ahora con perspectiva y a una edad adulta, tampoco son para tanto; pero con ocho años, sin entenderlos demasiado y con vergüenza para preguntar sobre ellos... Nuestros padres, conscientes ya del tono del filme, terminaron echándonos de la habitación a mitad de película. Después de ese suceso, volví a verla pocos años después, pero seguía sin resultarme demasiado divertida y no era capaz de entender completamente qué estaba pasando en ella. Quizá debería intentarlo de nuevo. A ver con qué me encuentro ahora.
'Outlander': vínculos familiares sobre escenas incómodas
Gema Sevillano
Las escenas de sexo más incómodas son las que he tenido que ver en el salón con mis padres, no hay literalmente una, si no: todas. Teniendo en cuenta que durante mi tierna infancia me escondía debajo de los cojines del sofá en cuanto aparecía un simple beso en la pantalla, una escena de sexo era, literal, el mayor 'tierra trágame de la historia'. Es quizá por eso que no tengo ningún recuerdo tangible de qué película hacía que me retorciera de incomodidad, aunque extrañamente tengo grabada a fuego una escena sexual de una película de Viggo Mortensen, que no me preguntes qué película era porque mi cerebro lo ha eliminado por completo. El trauma supongo.
Pero ahora, ya habiendo superado ese pánico a ver una escena sexual con mis padres delante y haber dominado la cara de póker para esas situaciones, he estado con mi madre viendo la serie Outlander. En ella, las escenas de sexo son importantísimas en la trama al parecer, porque se tiran mogollón de capítulos triscando (que comprendo que parte del atractivo de la serie es ver a Sam Heughan sin camiseta, debe ser como el Mario Casa escocés). Así que cada vez que aparece una escena de sexo en la serie, que es a menudo, mi madre y yo nos giramos en el sofá y nos ponemos a hablar de cualquier cosa, tema libre totalmente. Cuando hemos acabado la conversación nos volvemos a girar a la pantalla y si han acabado: genial, continuamos con la serie; pero si siguen ahí a lo suyo, pues sacamos cualquier otro conversación. Al final voy a tener que agradecer a Outlander este nuevo vínculo que estoy desarrollando con mi madre.
'La naranja mecánica': película de culto que hiere sensibilidades
Marta Ruiz
La naranja mecánica además de ser una de las películas más aclamadas y con más éxito de Stanley Kubrick, es su obra con más carga sexual. Son muchos los detalles eróticos que nos encontramos en ella: los característicos cuadros de la habitación de Álex o la escultura de un pene gigante en la habitación de la señora de los gatos que usará Álex para golpearla.
El filme destaca por su violencia, y es que la escena en la que Álex y sus chicos entran en la casa del matrimonio, los golpean y violan a la mujer es muy difícil de olvidar. De hecho, la película fue calificada como película X en Estados Unidos y prohibida en Inglaterra y Francia, por la dureza de sus escenas y la controversia que generó. Bien es sabido por múltiples actores que han trabajado con él, que Kubrick destaca por su perfeccionismo; y al igual que la escena de las escaleras y el bate de béisbol de ‘El resplandor’, esta incómoda y desagradable escena de la violación a la mujer de la casa fue repetida numerosas veces. La actriz que la protagonizaba se sintió humillada ya que tuvo que estar semidesnuda hasta que al director le convenció una toma.
La escena es demoledora, la cámara en el suelo, subjetiva, hace realmente sentir la angustia que siente el hombre tirado en el suelo. Una de las escenas ‘sexuales’ que más recuerdo, porque, desgraciadamente, el realismo que quería transmitir Kubrick se padece de verdad.
'A Serbian Film': Me incomodó la película entera
Lourdes De Paredes
No sé en qué momento de mi vida decidí ver la película, ni por qué motivo. Bueno sí, recuerdo que me atreví con ella un día de primavera después de haber pasado la tarde recorriendo la Feria del Libro de Madrid. Mis compañeras de piso habían volado ese fin de semana y yo no tenía otro plan mejor para la tarde - noche del viernes. Había leído críticas terribles hacia la cinta, e incluso es por todos conocido el revuelo que causó en el Festival de Sitges de 2010. Imagino que la psicología inversa funcionó conmigo como ocurre con los niños. No deberías verla, pues la ves. Tal vez antes de comenzar el visionado pensaba que no sería para tanto. Cuántas veces se esconde una estrategia de marketing detrás de esas películas de las que el público sale despavorido de la sala. No es el caso. A Serbian Film es soez, grosera, gore, muy gore, e innecesaria. No es de esas cintas, desde mi punto de vista, que merecen una oportunidad. Uno vive mejor sin ver estas aberraciones y casi, sin saber que existen. Sigo sin entender qué quería mostrarnos el director de la cinta. Un apunte, según él desarrolló una nueva corriente con fetos (ficticios) llamada ‘newborn porn’, algo que ya dice mucho de lo que puede pasar por tus retinas. No es arte, no es una parodia de las películas serbias, y no tiene nada salvable. Es provocación, falta de ideas, pero no de presupuesto, ni de dignidad por parte del reparto para prestarse a la locura de Srdjan Spasojevic, que no contento con dirigir, también firma el guión.
'La forma del agua', o el romanticismo de la zoofilia
Alicia Pérez
Cuando pensamos en escenas incómodas del cine siempre se nos viene a la cabeza, por lo menos a mí, ese momento en el que estás tranquilamente disfrutando de una película junto a tus padres hasta que los personajes que aparecen en pantalla comienzan a tener sexo. En ese momento, ese silencio casi obligado por la sencilla razón de estar prestando atención a una película se torna en un silencio incómodo en cuestión de segundos… Y ya ni te cuento si la escena en cuestión incluye gritos, posturas o sencillamente es más explícita. Sin embargo, me ha pasado tantas veces que soy incapaz de recordar ninguna en concreto. La que sí me ha venido rápidamente a la cabeza es La forma del agua de Guillermo del Toro, una película que, curiosamente disfruté en solitario, por lo que esa sensación de incomodidad tiene que ver conmigo y nada más que conmigo.
La escena a la que me refiero es en la que la protagonista tiene sexo con la misteriosa criatura antropomórfica que ha liberado del laboratorio secreto en el que trabaja como limpiadora. No sé por qué no lo vi venir, la verdad, pero lo que me estaba pareciendo una dinámica interesante se me acabó haciendo de lo más incómoda cuando entendí que existía un interés romántico entre ambos personajes. No podía evitar pensar en la criatura como un animal y percibir esa escena que intentaba ser romántica como la puesta en escena de la “filia” de la protagonista, así que me acabó resultando un momento muy incómodo.
'La Vida de Adèle': una visión casi pornográfica del sexo lésbico
Marta González
Recuerdo que la primera vez que vi el filme de Abdellatif Kechiche me fascinó y, a pesar de que tenía escenas que me resultaron incómodas de ver, lo dejaba pasar por el carácter rompedor que tenía -o parecía tener- la cinta en el 2013. Léa Seydoux y Adèle Exarchopoulos dan vida a Emma y Adele, dos adolescentes que acaban por enamorarse pero la vida no se les pone fácil su romance. La verdadera incomodidad vino después de su estreno, cuando las actrices comenzaron a denunciar la situación de precariedad mental que vivieron durante el rodaje, especialmente durante escenas de sexo muy explícitas que rodaban durante horas e incluso días -y también tenían una duración bastante larga en el metraje final, superando los 10 minutos. Las siguientes veces que ví la película tras esto no podía evitar quitar la cinta o incluso avanzarla para evitar ver las escenas que hicieron sentir tan incómodas a Léa y Adèle. Finalmente, acabé por no poder ver nada más de La vida de Adèle y tener una sensación de incomodidad tan sólo de pensar en ella.
Heavy Metal: El polvo interplanetario del relato 'Den'
Tomás Andrés
Es cierto que Heavy Metal es una película de animación y que el sexo que aparece en ella es bastante descafeinado, pero si es un niño el que la está viendo la cosa cambia. Recuerdo que la película la emitieron, cuando yo tenía más o menos once años, en una cadena autonómica madrileña una noche de fin de semana. Como mi padre parecía conocerla (era asiduo comprador de la revista en la que se basa la película y de El Víbora) y además eran dibujos animados, pensé: “pues vamos a grabarla”. Para los que no la conozcan, Heavy Metal es una película de 1981 que está divida en varios episodios de ciencia ficción y fantasía, que giran en torno al descubrimiento de una misteriosa -y destructiva- esfera. El caso es que, a parte de no entender demasiado de la trama de sus historias, todo me parecía muy sórdido y sucio. Todo se acabó de torcer cuando llegué al capítulo titulado 'Den': aquí un ‘nerd’ toma contacto con un meteorito que lo traslada a un mundo de espada y brujería donde toma la forma de un musculoso guerrero. Tras salvar la vida de una atractiva joven, ella le ofrece agradecerle su proeza con su cuerpo y... Mientras yo disfrutaba del VHS que había grabado la noche anterior, mi madre andaba deambulando por la casa. Al percatarse de lo que estaba viendo, me increpó y apagó la televisión (supongo que mi padre se llevaría una buena reprimenda). Aún tengo en mi memoria esa sensación de incomodo y de “tierra trágame” que sentí aquella mañana de domingo.
'Black Mirror 1x01': una escena para el olvido
Lorena Vialás
Pensar en la escena de sexo más incómoda del cine o la televisión me ha hecho darme cuenta, que esos momentos cuya obscenidad roza límites insospechados los debo borrar de mi mente, sin más, como acto reflejo. Es por ello, que no ha sido fácil recordar cuál ha sido esa escena sexual que me causó rechazo. Pero al leer el titular elegido por mi compañera Alicia Pérez para su texto sobre La forma del agua, y ver la palabra zoofilia. Voilà. Me ha venido a la mente una de las controvertidas escenas de la ficción británica Black Mirror, disponible en Netflix.
Sí, me refiero a la escena de la cerda, del primer episodio de la primera temporada: The National Anthem. Si lo has visto, me imagino que recuerdas la trama en torno a la que gira el capítulo. El Primer Ministro Británico, Michael Callow (Rory Kinnear), se enfrenta al peor momento, no sólo de su carrera política, también de su vida. Debe acceder a la desquiciada petición del hombre que ha secuestrado a la princesa Susannah, si quiere evitar su muerte: practicar sexo con una cerda, en directo a través de un canal de televisión del país.
Había oído que el episodio era muy desagradable, pero no me imaginaba que hasta ese punto. Doy gracias de que la escena no fuera más explícita, porque habría apagado la televisión directamente. Pero sí es lo suficientemente escabrosa como para haberme hecho retirar la mirada de la pantalla. Creo que para mostrar la dureza del momento no era necesario mostrar un primer plano de Kinnear. Personalmente, no creo que con ello se consiga un mayor ‘shock’ en el espectador, sino todo lo contrario, que como me ocurre a mí, lo llegue a borrar de su mente.