El diablo a todas horas, lo nuevo del director Antonio Campos, ya está disponible en Netflix. El filme es una adaptación de la novela homónima de Donald Ray Pollock. Una historia ambientada en dos tiempo: La Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam. El filme, "una película anclada en lo que llamaríamos el gótico sureño estadounidense” y "un relato tremendamente violento”, es la protagonista de nuestra última videocrítica, la cual puedes ver sobre estas líneas. De momento ya te adelantamos que es una cinta "muy cruda, muy extrema en su acercamiento a la violencia en la Norteamérica profunda”.
Antes de adentrarnos en la película, vamos a contarte un poco cómo son los trabajos del director detrás de El diablo a todas horas. “En todos los largometrajes de Campos, que tiene cuatro [Buy it Now, Afterschool, Simon Killer, Christine], la violencia física, la violencia también interna, es un punto básico del relato. Su mirada sobre el mundo, sobre cualquiera de las etapas de la vida casi. En Afterschool coge a unos chavales en una universidad, en un colegio mayor. En Simon Killer coge a un chico de casi unos 30 años que ha sido abandonado por su novia y viaja a París y entabla una relación con una prostituta, también marcada por la violencia. Una película brutal. Y en 2016 hizo Christine, en la que seguía los pasos de una reportera en los año 70 en Norteamérica donde la depresión, la locura, las presiones laborales, el ansia por crecer… También era un relato internamente muy violento y también externamente”
Como te contamos en nuestra crítica:
Campos busca crear relatos de gran fuerza estética. Todas sus películas, a nivel plástico, son bastante fascinantes. Quizá 'El diablo a todas horas' es su película más clásica en la puesta en escena, pero siempre está abordando la fragilidad el ser humano en unos entornos donde la violencia se hace presente de una forma muy marcada
¿Qué es la literatura gótica sureña de la que te hemos hablado al inicio de este texto? "Relatos que se adentran en lo más profundo de la Norteamérica profunda y que en su traslado, en su plasmación en películas, ha dado algunas de las películas más increíbles de la historia del cine". Es el caso de Matar a un ruiseñor, El seductor, Sangre sabia, Deliverance y La presa. Por poner algunos ejemplos.
En concreto, este género “vendría a retratar los rasgos naturales, los rasgos culturales, de los Estados del Sur, de la gente que vive en el sur de los Estados Unidos, enmarcados desde la Guerra Civil de Norteamérica y se mezcla con historias de suspense, de terror, de misterio… La idea es poner de relieve el carácter bastante violento, bastante brutal, con un humor muy negro, con una especie de romanticismo necrótico…”. También destaca por "llegar a unos contenidos tremendamente violentos, muy marcados por la fe cristiana, por la fe católica llevada al extremismo. La creencia en Dios como lo único a lo que se pueden aferrar de forma que, debido a esas creencias desmedidas, ese temor a Dios brutal, acaba haciendo actos terroríficos. Además del racismo, la sangre envenenada, los lazos de sangre envenenada, cómo se pasa la maldad de padres a hijos [...] Todo eso da pie a un paraje donde las historias que se entremezclan dentro de El diablo a todas horas parecen unidas por los huesos enterrados, asesinados brutalmente, dentro del propio relato".
El diablo a todas horas es:
Una historia de relatos cruzados, de vidas cruzadas [...] donde el azar de la propia existencia humana solo te lleva a una muerte violentísima. Hay un triángulo en toda la película que vendría a ser: sexo, religión y muerte. Y muerte por suicidio, por asesinato, por enfermedad... no muerte natural
Una de las virtudes del filme es que muestra esa violencia sin manosearla. "La película es, por contenido, muy desasosegante. Pero lo que hace Campos es ponerla en escena con mucha austeridad. Con una frontalidad que tiene su virtud en no hurgar en la herida, simplemente en mostrar la herida. Hay otras películas en las que el sufrimiento es mucho más extremo [...] Es un relato duro y triste, pero no busca crear esa incomodidad en el espectador o crear ese sufrimiento en el espectador que tanto me molesta a mí cuando veo una película. Me parece una película fascinante en ese aspecto". Además, en ella, "casi todos los personajes masculino de la película son bastante tóxicos y las mujeres, que son como las que aportan la bondad al relato, son las que acaban llevándose siempre la peor parte".
LA IMPORTANCIA DEL REPARTO Y UN PATTINSON EXCÉNTRICO
Uno de los elementos clave de El diablo a todas horas es su elenco. En él encontramos los nombres de Tom Holland, Robert Pattinson, Mia Wasikowska, Bill Skarsgård, Eliza Scanlen, Riley Keough, Sebastian Stan, Harry Melling y Jason Clarke.
La película tiene un reparto realmente increíble que hace que se sostenga incluso cuando la narración baja. Cuando, a veces, las conexiones que quiere hacer Campos no le salen del todo bien, son sus propios actores los que están aguantando la película de una forma maravillosa.
Cabe destacar el trabajo de Pattinson, quien "tiene un papel complejo en la película. Él está sobreactuado. Deliciosamente sobreactuado. Quiero decir, me parece fascinante el retrato que él hace, aunque sea muy excéntrico en sí. Pattinson, generalmente, es un actor que suele estar muy medido. Aquí está excesivo, desmedido y, sin embargo, funciona perfectamente dentro de lo que es la tragedia que se halla en el relato".
El protagonista, no obstante, es el personaje que interpreta Tom Holland: "vendría a ser un personaje bondadoso en un infierno. Precisamente, lo que te está diciendo la película es que, para sobrevivir en ese infierno, para poder encontrar algo medianamente parecido a la felicidad y la tranquilidad, él deberá pasar por la violencia".
Sobre estas líneas, no te pierdas nuestra videocrítica y, a continuación, el tráiler de la película.